Por JUAN MANUEL
GUERRERO ALMARAZ
Licenciado en Derecho por la UNAM. Maestro en Derecho.
Posgraduado por la Universidad de Sevilla. Egresado de la Academia del FBI de
Quantico, Virginia. Catedrático en universidades e institutos de España y Latinoamérica.
Director Jurídico para América Latina de la Barra Interamericana de Abogados. Conferenciante.
“Excelencia Académica” como catedrático en la Universidad La Salle, el Centro
Universitario UNIM y la Universidad Humanitas. Coadyuvó en la elaboración del
Proyecto de Reforma para la implementación del Sistema Acusatorio Adversarial
en México.
La implementación y elaboración escrupulosa del perfil
criminológico en la investigación de los delitos, se ha tornado de vital
importancia para el debido esclarecimiento del hecho, lograr que el responsable
no quede impune, contribuyendo, de tal forma, a asegurar el acceso a la
justicia.
Es por demás importante señalar que el sistema integral de
justicia penal desempeña una de las funciones más fundamentales con que cuenta
el Estado para ejercer de manera correcta el control social, a efecto de lograr
la convivencia adecuada de los individuos integrantes del mismo. De ahí que,
atendiendo a nuestro concepto de Derecho Penal, partamos de esa postura, si lo
entendemos como “parte del ordenamiento jurídico cuya finalidad principal es la
protección de bienes jurídicos esenciales para la convivencia armónica de los individuos
dentro de un sistema denominado sociedad, a efecto de lograr su universal
inclusión; a su vez, conceptualiza determinadas conductas como delitos, cuya
realización las asocia con una pena o medida de seguridad para aquellos que son
susceptibles de ser excluidos (universal exclusión o entorno), y que, además,
ejerce un control social al poder punitivo del Estado.”
De ahí que la parte correspondiente a la investigación
científica del hecho delictivo exija de innovadoras herramientas y tecnologías
puntuales que ayuden a conservar ese orden social, pero principalmente se
reconozca o identifique a los delincuentes que hayan cometido esos actos
violentos que más dañan a la sociedad, tales como el homicidio, agresiones
sexuales, trata de personas, etcétera, que obligan a nuestras autoridades a
implementar cambios sustanciales en este rubro.
La perfilación criminológica será clave importante de
solución a una problemática que se ha presentado desde muchos años en toda
sociedad (delitos o crímenes), por consiguiente, se pretende que ésta aporte
seguridad a la investigación. El crimen origina incertidumbre, inseguridad,
temor en todos aspectos que convergen dentro de una sociedad, a saber,
familiares, económicos, de seguridad pública, entre otros, que logran generar
vacilaciones al Estado o sistema que, de alguna manera deben resolver, o por lo
menos tratar de mitigar, a lo menos posible, los efectos de esa transgresión a
la norma penal.
La implementación y elaboración del perfil criminológico es
un medio, de otros tantos, para asumir esa incertidumbre, proporcionando expectativas
de que se efectuarán actos de investigación tendentes a esclarecer el hecho, determinar
la o las personas que intervinieron en su realización, para lograr los fines
que busca este sistema de enjuiciamiento acusatorio, que el culpable no quede
impune, logrando que se imponga la correspondiente consecuencia jurídica para
quien o quienes cometan los atentados a los bienes jurídicos fundamentales.
Podemos señalar que EL PERFIL CRIMINOLÓGICO “es el proceso
de recolección de datos sobre las características, estilo de vida, historia
delictiva, residencia, relación con la víctima, ubicación geográfica de un
probable delincuente, a partir de los detalles de sus acciones, del análisis
metodológico, científico, minucioso y exhaustivo del lugar de los hechos”.
Bajo este contexto, resulta posible, entonces, obtener
información precisa, a punto de partida, de un cuidadoso estudio que dé
respuesta a las siete preguntas de oro de la criminalística, es decir, qué,
quién o quiénes, cómo, cuándo, dónde, con qué, y por qué se ha cometido este o
estos hechos delictivos. Resultando ser un análisis, fundamentalmente, de la
personalidad (misma que el sujeto plasma en todos y cada uno de los actos de su
vida, sin ser el delito la excepción), características demográficas, edad, sexo,
nivel socioeconómico, estilo de vida, entre otros más, del posible autor de un
delito.
De ahí la importancia de esta perfilación criminológica (no
psicológica que es la mayormente empleada por las autoridades encargadas de la
investigación de los delitos), toda vez que el informe para el análisis tiene
por objeto recopilar la información acerca de los tipos de acontecimientos a
aplicar al comentado estudio, considerando de mayor importancia su utilización
en aquellos en donde se desconozca quién o quiénes hayan sido los responsables de
ellos, es decir, con delincuentes desconocidos, dentro de estos, el
procesamiento puntual del estudio de la escena de los hechos, de vital
importancia.
Habida cuenta de que, al remitir la carpeta de
investigación al área de Ciencias del Comportamiento o al área encargada de la
realización de la Perfilación Criminológica, el solicitante deberá ser
cuidadoso de que la misma contenga todos y cada uno de los datos de prueba que
haya sido necesario realizar para establecer que se cometió el hecho delictivo,
tales como testimoniales, documentales, opiniones técnicas, y demás material
probatorio, para el análisis del delito, sin dejar de realizar o practicar acto
de investigación para ese fin, agotando hasta el más mínimo indicio o evidencia
para ello, de manera tal que únicamente falte establecer quién o quiénes fueron
los intervinientes en la comisión del mismo, circunstancia que, desde luego,
recaerá en la elaboración de la perfilación criminológica, mismo que aportará
información por demás importante para la identificación, detención y
procesamiento de éstos.
Deberá, necesariamente, incorporar un resumen narrativo que
tendrá por objetivo proporcionarles a los analistas de la Perfilación, una
descripción general del caso, considerando no incluir en el resumen los
detalles minuciosos de éste, ya que el Informe para el análisis del delito
contendrá todos los pormenores necesarios para complementar el estudio. De tal
manera que una persona que no esté familiarizada con el caso, deberá tener
cuando menos una idea general del mismo, sus detalles, características menos
comunes y la secuencia de los hechos, una vez que haya dado lectura al resumen
narrativo.
De ahí la importancia de efectuar un adecuado procesamiento
de la escena de los hechos, porque de ella se derivará la información necesaria
para el éxito de la investigación y, desde luego, los datos necesarios a
proporcionar para la elaboración de la perfilación criminológica. Así es como
el proceso investigativo de las escenas de los hechos, hallazgo y demás, con
referencia específica a las indagatorias de homicidios, violaciones, trata de
personas, entre otras de impacto social alto, que comienzan propiamente con la
intervención de las policías, paramédicos, cuando acuden a ésta, deben atender
a recomendaciones básicas en cuanto a su delimitación y preservación, a efecto
de que no se altere o pierda algún indicio o evidencia, sin pasar por alto la
atención prioritaria a la víctima del hecho, para el supuesto de que se encuentre
con vida, así como la seguridad de las personas que acuden al auxilio, ello,
verificando la presencia o no del o los delincuentes, identificación y entrevista
de posibles testigos, entre otras encaminadas a que la intervención de los
especialistas, las autoridades investigadoras, se efectúen de manera correcta,
que a la postre dé luz al éxito de la investigación. Protocolo para determinar
un Perfil Criminal:
• Examen detallado del lugar de los hechos
• Categorización de la información
• Reconstrucción cronológica y comportamiento del autor y
de la víctima
• Elaboración del perfil del sospechoso
• Utilización del perfil elaborado sobre el terreno.
Todo esto resulta de suma importancia, considerando a la
Perfilación Criminológica como una técnica de investigación derivada del
análisis que se realiza a los diferentes patrones conductuales en los agresores
conocidos, como una estimación acerca de las características biográficas y del
estilo de vida del responsable de una serie de crímenes graves y que no se ha
identificado.
Los investigadores del FBI y autores de diversas
bibliografías, Hazelwood, Burguess, Ressler y Douglas, han sostenido que: “la
forma en que una persona comete un delito resulta relacionada a sus
características personales”, punto por demás fundamental y que en ninguna
circunstancia puede perder de vista el investigador, mucho menos el perfilador.
El conocimiento adicional que aporta el perfilador es información, hipótesis, y
formulación teórica sobre los diversos tipos de delincuentes que el
investigador debe conocer para aplicar al hecho puntual que se somete a análisis,
atendiendo, de igual manera, a los trastornos de la personalidad que marcan,
igualmente, la forma de ejecución del hecho, trastornos como la prognosis
criminal , misma que resulta del pronóstico que se realiza sobre el comportamiento
futuro y la potencial peligrosidad de un delincuente basado en la información
obtenida a partir del diagnóstico de su perfil psicológico y sus delitos
anteriores.
De estudios practicados por diversos estudiosos puede
inferirse que se nace con la agresión o conducta violenta, sin ella no
podríamos salir del vientre materno y no nos adaptaríamos al medio ambiente;
pero no nacemos siendo violentos o delictivos, si fuera así, desde pequeños
haríamos daño a otros con toda intención. Los humanos observan, imitan,
aprenden, condicionan y refuerzan todo tipo de conductas, entre ellas, la
conducta violenta. Este proceso surge de la interacción que se da en la familia,
la escuela, el barrio y, hoy, a través de los medios de comunicación como
instancia socializadora. No se nace siendo delincuente, sino que se aprende a
serlo, implicando una relación de poder y dominación entre el victimario (que
ejerce la conducta delictiva) y la víctima (destinatario de esa conducta).
Con la expresión Perfil Criminológico se hace referencia de
un modo explícito a la aportación que un criminólogo fundamentalmente hace a
las autoridades encargadas de la investigación delincuencial para la captura
del delincuente, al mismo tiempo se pone de relieve que el experto ha de
emplear los conocimientos que derivan de la Ciencia Criminológica. Por su
parte, con la denominación Perfil Criminal se hace referencia a la intervención
únicamente de un psicólogo, reduciendo su estudio al campo de ese profesional, además
de resultar ambiguo, ya que este tipo de estudios pueden consistir en realizar
desde un estudio sobre el riesgo de reincidencia de un sujeto, a un estudio sobre
una serie de características conductuales básicas en relación con un individuo
o colectivo, etcétera. Así entonces, el Perfil Criminológico deberá ser
realizado por un profesional de la Ciencia Criminológica o especialista en esa
tarea.
Esta investigación analítica criminal es una herramienta de
investigación que, a partir del análisis y datos de la escena del crimen para
generar información descriptiva y probable sobre su ofensor, disminuye el
número de sospechosos y ayudar a su aprehensión. La elaboración de estos perfiles
sirve para describir el tipo general de persona que pudo cometer un acto criminal,
no para señalar a un individuo determinado. Su elaboración se basa en la
evidencia que el sujeto dejó o no en la escena del crimen y en pautas
características que distinguen a ciertos individuos de la población en general,
información que puede incluir; raza, sexo, edad aproximada, posible estado
civil, ocupación, reacción ante el interrogatorio, madurez sexual, posibilidad
de que cometa otro crimen, antecedentes policiales, nivel de escolaridad,
estatus social y económico, relaciones interpersonales, relación o cercanía con
la víctima, entre otros.
De ahí que se imponga a los investigadores la obligación de
la implementación y utilización de la perfilación criminológica en el estudio
de los hechos criminales que más afectan a nuestra sociedad, en aras de poder identificar,
localizar y aprehender a los responsables de éstos. Debe ser una herramienta de
obligatoria aplicación en los procesos investigativos, en consecuencia, resulta
imperante para los órganos o dependencias encargadas de la procuración de
justicia, la capacitación del personal suficiente, estructuración del área
encargada de su análisis y elaboración de estos estudios que, desde luego,
aportarán demasiado a la autoridades ministeriales y policiacas para el
análisis, determinación, procesamiento de las mismas, en consecuencia, al
esclarecimiento de los hechos y del o los sujetos que hayan intervenido en su comisión,
para que los hechos delictivos no queden impunes.