Sin ideales sería inexplicable la evolución humana. Los hubo y los habrá siempre. Palpitan detrás de todo esfuerzo magnifico realizado por un hombre o por un pueblo. Cada etapa es constante devenir fundado en el pensamiento humano, en tanto, la mediocridad es propio de los seres humanos que se fundan en la superstición, el quietismo, la traición y modos fáciles de optar a costa de los verdaderos forjadores de la cultura y la superación constante.
