En postrimerías del siglo XXI los países del mundo entero
no sólo esperan lo que acontecerá a partir de ese momento sino que se preparan
o por lo menos lo intentan para no rezagarse del sistema económico imperante.
Es preciso y de prioridad importancia destacar que las relaciones
internacionales de los países convergen hacia el mismo fin que es el “intercambio
comercial”, y para ello es imprescindible la adopción de mecanismos e
instrumentos que viabilicen los procesos de cambios estructurales en la
política económica y coyuntural. Bolivia no es ni será la excepción del proceso
de cambio estructural; más aún es el protagonista en el escenario de la
oportunidad y competitividad internacional.
La modernización aduanera significa en el sentido de la
palabra la “reestructuración del Sistema Administrativo Aduanero” de Bolivia y
esto implica que la aduana del pasado no tiene más cabida sino para una
política administrativa bajo la conducción del SERVICIO NACIONAL DE ADUANAS,
máxima organización contralora y fiscalizadora del comercio exterior del país,
cuya actividad está al servicio de los agentes económicos y defensores de los
intereses del Estado.
La administración debe constituirse en el pilar
fundamental del cambio al ritmo del avance de la ciencia y la tecnología de
hoy. Además al margen de ser un ente regulador y fiscalizador de tributos
aduaneros debe ser facilitadora de las operaciones de importación, exportación,
tránsito aduanero y otras operaciones de comercio exterior.
La integración económica a plenitud sólo será posible si
existe el consenso y la filosofía de los principios del libre comercio sin
discriminación de origen y procedencia de bienes y servicios garantizado por
las normas de derecho mercantil internacional y por la legislación nacional.
Los convenios bilaterales y multilaterales son acuerdos
que se elevan en el marco del “buen vivir y las buenas costumbres” entre las
naciones que en forma mancomunada y solidaria propician el bienestar común. Una
administración sólida, estable y jerarquizada más una integración económica equilibrada
serán los factores preponderantes para el último paso siguiente.
El comercio exterior cuya actividad dinámica y generadora
de oportunidades comerciales requiere cada vez más de los agentes económicos
mayor diversificación de productos
tangibles lo mismo en el sector de servicios. La competitividad y la
excelencia empresarial de hoy y del mañana son los elementos baluartes para las
economías nacionales. El desafío imperante del crecimiento y desarrollo de
Bolivia dependerá del encausamiento decisivo de sus agentes económicos a
optimizar su rendimiento cualitativo más que el rendimiento financiero a corto
plazo.
Definitivamente el cambio estructural del sistema
burocrático a un sistema de cualificación administrativa eficiente está en
manos de la empresa privada incuestionablemente; sin embargo aquel no sería
posible si no hay una administración pública eficiente y transparente, con
verdadera de vocación de servicio a la nación en su conjunto. (Lic. René
Barrera Ojeda, catedrático-Consultor)
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