Introducción
CAPÍTULO I
EL CONTRABANDO DESDE LA CONQUISTA
ESPAÑOLA Y SU TRANSICIÓN DURANTE LA CONFORMACIÓN DE LOS ESTADOS REPUBLICANOS
CAPÍTULO II
LA CRIMINALIDAD DEL CONTRABANDO COMO
PROBLEMA SOCIAL DEL SIGLO XXI
CAPÍTULO III
EL CONTRABANDO SU VINCULACIÓN CON
CORPORACIONES INTERNACIONALES EN DESMEDRO DE LAS ECONOMÍAS NACIONALES
CAPÍTULO IV
RESPONSABILIDAD DE LA SOCIEDAD CIVIL
CONTRA EL CONTRABANDO
EPÍLOGO
Introducción
Un país no puede
existir sin que se relacione con sus similares por tanto lo hace a través del
intercambio de bienes materiales y servicios escasos, buscar medios adecuados
para la supervivencia para una mejor calidad de vida. El comercio como factor
principal de relacionamiento de los hombres en sociedad desde tiempos remotos
hasta nuestros días siempre se halla ligado a los vínculos sociales y de poder
político.
El comercio
de mercancías influye significativamente en la economía mundial bajo la bandera
de la globalización económica, un escenario donde los actores económicos se
rigen por reglas comerciales rigurosas que les hace competitivos y desempeñan múltiples
funciones sea en la “libertad o restricción de comercio”. Para la actividad
comercial de mercancías enmarcadas en la legalidad, no existen limitaciones ni
impedimentos que trunquen las relaciones internacionales, su desarrollo en gran
medida dependerá de la seguridad jurídica que brinde el Estado.
El presente
trabajo se enfoca específicamente al delito de contrabando como un problema
social antes que jurídico de América Latina que desde tiempos de la conquista
española, durante la época colonial y por consecuencia en la independencia de
las repúblicas lograron perpetuarse en los estratos sociales de mayor
representación; como elemento esencial del presente trabajo logré elaborar en
base a la historia colonial, a partir de ahí el fenómeno del contrabando de
mercancías no deja de seguir siendo un gran problema para los Estados modernos
del siglo XXI.
CAPÍTULO I
EL CONTRABANDO DESDE LA CONQUISTA
ESPAÑOLA Y SU TRANSICIÓN DURANTE LA CONFORMACIÓN DE LOS ESTADOS REPUBLICANOS
Etimología. Según el Diccionario de la lengua
española, la palabra contrabando proviene del término latino "contra"
preposición que denota la oposición o contrariedad de una cosa con otra, y
“bando” de blandir, que es edicto, ley o mandato solemnemente publicado de
orden superior. Entonces contrabando significa acción o comportamiento
contrario a una ley o a un edicto dictado en un origen determinado.
El término
contrabando acentúa su posición en el tráfico y comercio de “mercancías” a
escala internacional, que por su importancia es preciso enunciar ciertas definiciones
puesto que tienen incidencia mayor en el ámbito jurídico, al respecto cabe
señalar el aporte de Luis MI. Sánchez Días de su obra “Aduana del Siglo XXI
Criminalidad del Contrabando” en su comentario “Comercio o producción
prohibidos por la legislación vigente”, el autor describe diáfanamente que la
criminalidad no sólo es el comercio ilegal sino también la producción con fines
ilícitos.
Máximo
Carvajal Contreras en su obra “Manual de Derecho Aduanero” (Editorial Púrruas
S.A. Ed. 1995) señala que contrabando es todo lo que se hace contraviniendo una
disposición de ley. Es el acto u omisión que tiende a sustraer mercancías y
efectos de la intervención aduanera. En el contrabando, dice este autor,
citando a Pedro Fernández Lanane, existe la clandestinidad, ocultamiento, se
obra con dolo, furtivamente. Sin embargo, con relación al ocultamiento lo
expresan con mayor claridad los autores José L. Di Fiori y Carlos A. Ferro al
decir: “contrabando es cuando a sabiendas, aún sin mediar ardid o engaño
introducir o extraer mercancías del territorio aduanero en horas y lugar no
habilitados para el efecto”.
Origen. A decir
verdad, la historia del comercio no registra exactamente en qué momento y lugar
se originó por vez primera el contrabando, sin embargo se puede decir que el
contrabando de mercancías estuvo siempre vinculado a la evasión de impuestos o
tributos primero en especias luego en dinero. Sin embargo, es que el hombre
para la satisfacción de sus necesidades y de sobrevivencia se ha dado cuenta
que no todo lo que posee satisface sus necesidades, sino que recurre a otros medios
posibles a su alcance para proveerse de recursos, primero el trueque después
por dinero metálico y así sucesivamente a través de los siglos.
El comercio
de bienes y servicios implica relaciones sociales, económicas, políticas; hasta
religiosas, como veremos más adelante. Nace el comercio en sus múltiples formas
dando lugar al surgimiento de los medios de pago en especia o en dinero, el
pago de los tributos impuesta por la autoridad superior, por las mercancías extranjeras;
por ejemplo en la antigüedad el cruzar por territorio intermedio se debía pagar
tributos en la frontera del territorio extranjero. La imposición de estos
cargos denominados tributos ha originado en la mente del hombre de comercio la
“idea de no pagar dichos cargos impositivos mediante la evasión” con el fin de
obtener mayores beneficios en desmedro de la comunidad organizada.
Ahora bien,
la comunidad social es organizada tiene normas que regulan las actividades del
hombre y sus relaciones con los demás para que haya paz y orden social en la
comunidad. El que incurre en la infracción de la ley es castigado con penas
severas como la privación de libertad en algunos casos, en otros países el
contrabando es considerado como traición a la patria. Por eso, el “contrabando”
es la infracción a la ley con independencia de las sanciones que representen el
ilícito, vale decir en estricto de la palabra el contrabando es una acción
ilegal, por tanto, “delito” tipificado por la norma penal.
En el viejo mundo. Los egipcios
tuvieron la legislación aduanera más rigurosa del mundo mientras que los
fenicios eran comerciantes y navegantes más destacados de la historia, cruzaban
continentes transportando consigo diversas mercancías para el comercio. El comercio
de mercancías por su ubicación y representatividad es universal, Aristóteles
hablaba ya de los tributos de exportación, quiere decir, que el comercio de los
griegos era significativo al igual que para los romanos y de ahí al resto del
mundo.
La conquista española: No fue sólo limitada al comercio de
mercancías sino a la expansión territorial de la dinastía española más allá del
viejo mundo. Los españoles no sólo han manifestado su interés de llegar al
oriente sino la de traficar con esclavos negros, con el supuesto descubrimiento
de América de 1492, el tipo y el volumen del comercio negrero se había
proliferado enormemente, con el Tratado de Tordesillas de 1493 África quedó
bajo el Reino de España y se convierte dueño de la ruta hacia Oriente y sus
especias del subcontinente brasileño y del comercio negrero. En 1513 el
comercio de negros era libre pero con el pago del “almojarifazgo” que significa
“derecho de aduana”. En 1534 dos negros esclavos fueron rematados en subasta
pública por la autoridad aduanera en las provincias del Río de la Plata, primer
comiso y remate aduanero de mercancías
en la vida de don Pedro de Mendoza.
América colonial. Es preciso
señalar históricamente que el pago de los tributos, su exigibilidad de rigor,
su fuerza de coerción y su penalización por el incumplimiento se dio en la
legislación europea propagándose por el nuevo mundo. En la época precolombina
América era un mundo distinto, habitada por culturas, como ser los incas,
mayas, aztecas, etc. Para estas culturas el comercio no era el modo de
sobrevivir menos el afán de obtener utilidades, no existen antecedentes que la
historia registre hechos comerciales antes del descubrimiento de América. Es
evidente que podemos afirmar que muchas culturas como los incas se castigaban a
quienes cometían crímenes con el Inca, pues, en ninguna parte se dice que los
incas castigaban por el delito de contrabando.
El viejo
mundo pues era un mundo comerciante y de grandes comerciantes, por ejemplo al
veneciano Marco Polo uno de los más conocidos y colosos comerciantes de la
época; Cristóbal Colón no tenía la menor idea de descubrir a América su
propósito era llegar al Asia Oriental y abrir una ruta de comercio de tejidos
de seda y de especies que España los requería. El descubrimiento casual de
Colón llevó a que volviese no con fines de comercio sino de conquista
territorial con avezados hombres y junto a ellos la iglesia católica siempre
presente con el propósito de evangelizar a todos aquellos que encuentre a su
paso.
Una vez
conquistada pasa al dominio de la Corona española se instaura una serie de
medidas de control económico, político y religioso. La dinastía española tras conquistas
territoriales abre las rutas comerciales y a la vez imponiendo tributos al
tráfico de mercancías. En el siglo XVIII la dinastía borbónica subió al poder
en España e implantó una política rigurosa de fomento del “Orden y Control”
investigación realizada por (Scarlett O´Phelan Godoy. Universidad Católica del
Perú precisamente sobre el “orden y control” en el Siglo XVIII. La política
borbónica frente a la corrupción fiscal, comercial y administrativa de la época
eran incontrolables, estas medidas no se aplicaron exclusivamente a la política
económica sino también al orden de control territorial. No es casual, por
ejemplo, que los borbones se regimentara en Lima, en la segunda mitad del siglo
XVIII, la distribución urbana de espacios territoriales a partir de cuarteles,
para cuya conformación fue parcialmente censada y establecida un padrón de
habitantes. Era una forma de saber quien vivía encada área de la ciudad.
Adicionalmente, y también dentro de la política urbanística se construyeron
recintos cerrados para los principales espectáculos culturales y de diversión.
Las calles quedaron despejadas de escenificaciones teatrales, peleas de gallos
y toros, los que pasaron a llevarse a cabo en el corral de Comedias, el Coliseo
de Gallos y la plaza de Acho que hasta el día hoy queda como un monumento
histórico de Lima. El objetivo era tener el control a través de estos espacios cerrados
que facilitaba saber quiénes son los
espectadores, adonde estaban sentados y, de esta manera, evitar cualquier
manifestación social que pudiera escapársele de las manos a las autoridades
coloniales.
Volviendo al
aspecto económico, se ha afirmado que existía un ola de corrupción política y
el desfalco fiscal que se produjo en el período de los Habsburgo, los borbones
procedieron a ordenar y sanear la economía, escrito en la obra de Enrique Semo
“De la colonia a la independencia: la línea imaginaria entre lo público y
privado. La corrupción en México”. CIESAS México 2000. Claro, es oportuno
observar que ya hubo intentos por corregir las malversaciones existentes a
finales del siglo XVII, con la presencia en el Perú del Virrey Duque de la
Plata (1686-89), quien llevó a cabo un censo de los pobladores indígenas del
sur andino con la finalidad de ajustar tributos y mitas (Mita: Del quechua
mit’a significa turno o semana de trabajo, pues claro era una especie de
tributo que pagaban los indios del Perú a la Administración Real Española).
Eh aquí lo
interesante, “la ocultación de los tributos”, una de las estrategias más
utilizadas y conocidas para evadir impuestos, específicamente el tributo
indígena. Los varones indios entre 18 y 50 años eran quienes pagaban como
prueba de su vasallaje al Rey de España. Pues vean, en esa época los indios no
sabían qué significaba evadir impuestos menos el “contrabando”, fueron los
corregidores y los curas españoles quienes dieron la idea de obviar las inscripciones
en las listas de tributarios a fin de obtener beneficios personales. De ahí,
que los actos delictuosos ya sentaban soberanía en el nuevo mundo, por ello los
tributos se quedaba en manos de intermediarios. Los clérigos cobraban
directamente tributos a sus feligreses, pero estas contribuciones jamás
llegaban a las arcas de la Corona española, es muestra clara de cuán corrupta
era la iglesia católica. El ocultamiento de tributarios era generalizado en las
poblaciones del virreinato, cuando los padrones de tributarios actualizados
entraron en funcionamiento provocaron en varias provincias, eclosiones sociales.
Lo que puso
en evidencia el censo en el transcurso del siglo XVIII, fue que si querían
mantener una recaudación significativa en el rubro de tributos, habría que
incorporar a otros sectores sociales tradicionalmente exonerados de este pago.
En el Perú el amplio mestizaje llevó también a elaborar un proyecto para
incorporar a otros sectores a la contribución tributaria. Pero la ley no se
pudo implementar, en la medida de que al tratar de aplicarla, durante la venida
del visitador José Antonio de Areche, en 1777, estallo la ola de intranquilidad
social que culminaría con la rebelión de Túpac Amaru. El declive de la
población tributaria no se pudo con la inclusión de mestizos y castas en el
esquema impositivo. Pero la alternativa de incrementar el ingreso de la Real
Hacienda por concepto del tributo seguiría dentro de los planes de la Corona.
Los corregidores y sus repartos de
mercancías. La fama
de corruptos que se achacaba a los corregidores por el fraude de la ocultación
de tributarios y la doble contabilidad de los registros de contribuyentes indios,
de manera que se incrementó con la legalización del reparto de mercancías. Las
quejas no se hicieron esperar y las acusaciones implicaban que el corregidor
anteponía cobros por efectos del reparto a los que correspondían al tributo. Es
decir, el corregidor buscaba su enriquecimiento personal en detrimento de la Hacienda
Real.
La Corona
española comenzó a preocuparse por estos actos de corrupción cuando los mismos
indios de la comunidad denunciaron que el corregidor manipulaba lo que se le
entregaba por concepto de tributos, transfiriéndolo al cobro de sus repartos.
Si bien las comunidades habían llegado a aceptar el tener que tributar al Rey, rechazaban
la forma de contribuir al enriquecimiento personal de una autoridad tan
antagónica como era el corregidor. Pero los corregidores, amos de las
comunidades luego de legalizarse el reparto, recurrieron además a otros
mecanismos complementarios para lucrar con su puesto político y expandir su
poder económico. Es exactamente lo que en los primeros albores del nacimiento
de las repúblicas las aduanas de los países declarados en independencia adopten
como especie de acomodos de carácter político y ciertas clases sociales de
poder.
Puertos y fraude mercantil. El comercio libre que entró en
vigencia en 1778 decretó la apertura de puertos que antes había sido habilitado
para el comercio regular. La idea era fomentar el tráfico mercantil pero
también regularizar el funcionamiento de puertos que había venido antes operando
en la clandestinidad para el tráfico ilegal mercancías incluyendo esclavos.
Esta necesidad se vería reforzada con las abiertas denuncias que llevaron a
cabo viajeros como Jorge Juan y Antonio de Ulloa en sus célebres Noticias
Secretas (1735), donde no dudaron en denunciar sobre el contrabando que venía
operando entre los puertos de Manta, Paita y Guayaquil, ubicados al norte del
virreinato peruano.
En 1714, por
ejemplo, el Virrey Diego Ladrón de Guevara ya había advertido a las autoridades
de que en Lima, Callao, Pisco y demás puertos de la costa peruana, se
encontraban “muchos franceses con sus almacenes públicos vendiendo ropa a
cambio de “oro y plata”, pues esto no le gustaba nada a la Corona española.
Años después entrarían en acción los resguardos aprehensores de contrabando,
con la finalidad de ejercer control sobre el comercio ilegal. Ya hacia fines
del Siglo XVIII el virrey Gil de Taboada observaría que sin bien era complicado
impedir el contrabando de naves extranjeras en un territorio tan vasto como las
costas que iban de Guayaquil a Chiloé, cubriendo más de mil leguas de
extensión, era de vital importancia exigir a los intendentes de Trujillo, Lima
y Arequipa “la mayor energía para perseguir a los transgresores y capturarlos
con auxilio de las milicias de la costa.”
Las aduanas y el contrabando
regional. La
creación de dos nuevos virreinatos fue también parte de la política borbónica
de controlar en forma más eficiente los territorios de la América española. Así
los virreinatos de México y Perú se agregó en 1739 el virreinato de Nueva
Granada (que incluía Venezuela, Panamá, Nueva Granada y Quito) y en 1776 el Río
de la Plata o Buenos Aíres (que incluía las provincias del Plata, Paraguay,
Uruguay y el Alto Perú). Dividir el territorio significaba también estar
preparado para defenderlo y de allí que los borbones tuvieran en sus objetivos
centrales entrenar una fuerza militar adecuada para que protegiera las
fronteras de posibles invasiones y disturbios. Por otro parte, la creación del
virreinato de Nueva Granada respondió, entre otras cosas, a la necesidad de
garantizar la defensa del estratégico puerto de Cartagena y su región costera.
Para vigilar
el tráfico comercial entre estos nuevos virreinatos se vio la necesidad de
crear aduanas. El sistema de aduanas ya se había implementado con anterioridad
y con cierto éxito en la península. Era una manera de controlar el contrabando
existente que arrojaba pérdidas a la Hacienda Real. Posteriormente el proyecto
se aplicaría en la Nueva España bajo la
supervisión del visitador don José de Galves.
La
instalación de nuevas aduanas provocó protestas desde un inicio. Su propósito
era cobrar estrictamente el “almojarifazgo” y la “alcabala” correspondientes a
los productos comerciales. Las aduanas además tenían la facultad de dar en arrendamiento
de las alcabalas a particulares, al cobro directo de las mismas por parte de la
Corona. Para dicho efecto se medían los textiles y se pesaban los comestibles
introducidos, verificando que las cantidades declaradas fueran las reales, en
la medida que se había hecho una costumbre declarar un monto inferior con la
finalidad de pagar menos impuestos, tal como hoy se diría el fraude aduanero. Las
autoridades de la aduanas develaron que bajo el pretexto de tratarse de regalos
se estaban introduciendo importantes cantidades de vinos o textiles, de esta
manera evitar el pago de almojarifazgo. Corregir estas irregularidades
implicaba velar por los ingresos de la hacienda real, pero también significaba
desatar el descontento de quienes venían comerciando largamente bajo estas
coberturas ilegales, lo que hoy pasa con los bagayeros (contrabando hormiga) en
las fronteras de América Latina.
En 1780 se
crearon aduanas en el bajo Perú, primero en Arequipa y el mismo año de instalar
una aduana en el Cuzco. Las protestas no se hicieron esperar pues con la
presencia de aduanas en el Alto y Bajo Perú prácticamente se bloqueaba el
tradicional y activo tráfico comercial que cubría la ruta del sur andino.
Además los cobros del almojarifazgo se hicieron rigurosos y suficiente motivo
para el estallido de grandes rebeliones de la época que más tarde se
vincularían con ideas políticas de liberación y la revolución en el continente.
Albores de la independencia. Era de esperarse, los
acontecimientos históricos de la colonización trajo también diversos cambios en
la estructura de la monarquía española, la ilustración en América se debe a una
especie de reformas imperiales que se dieron en el siglo XVIII promovida desde
la Península Ibérica. En América pese a las reformas borbónicas, la iglesia
logró mantener el privilegio desde la conquista como instrumento de
adoctrinamiento, algo así como una herramienta de control social y político del
poder colonial. Como se dijo, el poblamiento de los territorios conquistados
habría que controlar y era muy importante la realización de censos.
No hay que
olvidar que la iglesia católica su participación fue determinante en todas las
instancias coloniales de dominio, y prueba de ello hoy se puede observar
físicamente que la casa de los corregidores y el templo católico siempre se
hallan juntas en la plaza pública, no casual se debe a una forma estructural de
ubicación territorial. Claro, la primera de las sociedades económicas que vio
la luz dentro de la monarquía hispánica, fue la sociedad Vascongada, creada en
el año 1764 que años más tarde se transformaría en movimientos socioculturales
de influencia en la Península.
En América,
las sociedades económicas desde el aparato gubernamental de la Corona no sólo
su existencia era importante sino motivo de recelo, la creación de las
sociedades americanas fue lenta debido a que la vida intelectual menos
organizada se debe a la división clases entre criollos superiores y
peninsulares, principalmente con la incidencia burocrática de España. El
surgimiento esperado de los jesuitas provocó embates con la Corona española, al
acentuar los deberes del monarca hacia sus súbditos y negó el principio del
derecho divino de los reyes.
A partir del
siglo XVIII, la teoría mercantilista fue decayendo de a poco en Europa, en
primer lugar los fisiócratas luego los liberales en sentido tal que eran
obsoletos muchos de principios, no obstante que en España aún se mantenía hasta
finales de la centuria conocido con el nombre “mercantilismo tardío” para
referirse a este período de la económica española. No cabe duda, que el
pensamiento económico de Europa tuvo siempre estuvo al lado de una fuerte
corriente e influyente en el aspecto comercial del continente americano. Por
último, estos cambios graduales de las doctrinas económicas en Europa más tarde
tendrían que influir necesariamente sobre las prácticas comerciales en América.
Eh aquí, se decía que “la mentalidad ilustrada del comercio no era sólo ni
principalmente una actividad crematística sino que poseía cualidades
civilizadoras”; es decir, se le consideraba un instrumento que fomentaba la
tolerancia y la convivencia entre los hombres, y por tanto, como un elemento
coadyuvante a la noción de una armonía natural entre los seres humanos.
Estas
transformaciones socioeconómicas desde la conquista española en América como
todo proceso evolutivo social gestó nuevos actores independista liberales que
provocó movimientos revolucionaros entre la nuevas clases sociales que ya
existían en América de entonces, en contra de la fuerzas reales de la Corana, y
que más tarde surgirían las nuevas repúblicas; un comercio bien enraizado en
una casta social criolla y con mentalidad siempre puesta de hacer comercio y no
pagar tributos, es decir el contrabando de mercancías dio lugar al nacimiento
de una clase social con poder político y burocrático vinculada a la corona
española.
CAPÍTULO II
LA CRIMINALIDAD DEL CONTRABANDO COMO
PROBLEMA SOCIAL DEL SIGLO XXI
En el
contexto del “contrabando” a lo largo de la historia americana desde la
colonización española, y durante los siglos de su dominio el problema del contrabando
fue adquiriendo espacios importantes en ámbito de la criminalidad del delito y
es menester señalar.
Definición de criminalidad. La criminalidad es un fenómeno universal
y tan antiguo como la misma especie humana, se entiende como un conjunto de
acciones consideradas ilegales, es decir contrarias al orden legal establecido
y que son perseguidas por la policía-control estatal- y castigadas por la
justicia.
Pues bien,
aproximando el concepto de contrabando con la idea de criminalidad como tal podríamos
ubicar en dos postulados fundamentales. Primero, es el conjunto de elementos
que permiten que una acción sea considerada como criminal, y Segundo, se
entiende la criminalidad como el número de delitos criminales que se han cometido
en un lugar determinado a lo largo de un período de tiempo, por ejemplo se
tiene en la época de la conquista española no sólo se trajo del viejo mundo la
idea abrir rutas comerciales, sino también el fraude, la idea de evadir los
impuestos aduaneros “almojarifazco”. Sin duda, este último postulado es el más
común, vale decir, utilizado por los diferentes medios de comunicación y las
autoridades utilizan el índice de criminalidad como un dato importante para
valorar la seguridad en un territorio determinado.
La evolución
de la criminalidad del contrabando a través de la historia siempre fue
considerada como un parámetro fundamental para comprender una realidad política
y una realidad social al mismo tiempo. Hay que partir de hechos concretos y
verificables desde tiempos remotos hasta nuestros días; la idea de comerciar
mercancías no se gestó en América sino que trajeron los españoles, para luego
gestarse en cuestiones políticas de la Corona, el establecimiento de la
Hacienda Real era precisamente la de crear tributos y controles territoriales
de tráfico comercial de la época, obviamente dio origen al nacimiento de
estratos sociales arraigadas en el mercantilismo europeo y su expansión continental.
El
contrabando es un fenómeno criminológico de alto contenido social que ya existe
una ciencia que se encarga de estudiar todos los aspectos que forman parte de
eses tipo de conductas. Claro, estamos hablando de la “criminología”, se trata
de un conocimiento que engloba aquellos elementos de la sociología, el derecho
y la psicología que están asociados con la criminalidad. La criminología
intenta comprender como un hecho aislado, un crimen concreto y, paralelamente
estudia la criminalidad como expresión de una sociedad. Sin embargo, el
problema del contrabando en su expresión pura es la manifestación de la
conducta humana, es decir hablamos del entorno social del individuo-elemento
sociológico- con el derecho implica que tal conducta infringe la norma jurídica
y, por último, la psicología la que describe por qué ciertas conductas del
individuo se relacionan con la comisión de delitos que a pesar ser prohibidas
se inclina por cometer.
Hay que
tener en cuenta que la seguridad es una de las necesidades humanas básicas,
pues sin ella resulta muy difícil llevar una vida normalizada y esté conforme
al orden social constituido. Es esta la razón por lo que los Estados intentan
combatir el aspecto que más altera la seguridad nacional, lo fue en la época colonial,
durante la República y hasta el siglo XXI en que vivimos, y ese aspecto es la
“criminalidad” mientras no se supere o al menos disminuir su índice seguirá
siendo el talón de Aquiles para la sociedad actual, un verdadero problema
político-social; Incluso se puede afirmar que una sociedad es avanzada cuando
sus índices económicos, de salud y de seguridad se encuentran dentro los
parámetros razonables.
En las
últimas décadas ha surgido un nuevo concepto: la criminalidad organizada. No se
refiere simplemente a grupos mafiosos tradicionales, sino que también incorpora
la idea de crimen como una realidad global. De hecho los cuerpos de seguridad
de las distintas naciones cooperan conjuntamente para luchar contra el crimen
organizado.
CAPÍTULO III
EL CONTRABANDO SU VINCULACIÓN CON
CORPORACIONES INTERNACIONALES EN DESMEDRO DE LAS ECONOMÍAS NACIONALES
Venimos
sosteniendo, el contrabando-acto ilícito- considerado como un fenómeno social a
través de los siglos va en constante crecimiento como dije muchas veces que no
está al ritmo del avance de la legislación de las normas jurídicas debido al
aparato burocrático del Estado. Existen dos etapas que nos permitirán
identificar este fenómeno social de esencia criminológica:
-Herencia colonial. No cabe la menor dudad que el
contrabando en América fue un apetecido negocio a base del fraude impositivo,
no tanto así de los recursos naturales ni en la disponibilidad de la mano obra,
sino en la cuestión institucional del régimen colonial. En otras palabras el
carácter arbitrario de los regímenes coloniales, la discreción de las
autoridades, la resistencia de la esclavitud y del sistema de castas, mantenían
viva la amenaza de insurrecciones y desórdenes. Los costos en las colonias
españolas eran significativamente más altos que en las británicas, en parte
debido a las normas ibéricas, la falta de derechos de propiedad bien definidos,
sistemas judiciales ineficientes y corruptos; el sistema tributario colonial se
basaba en pesadas regulaciones, monopolios y licencias de comercio. Eh aquí, lo
curioso, los poderes coloniales a cambio ofrecían pocos bienes públicos, es decir
no invirtieron en la educación y servicios sociales al contrario dejaron en
manos de la iglesia católica, tampoco realizaron inversiones en la
infraestructura más bien dejaron en manos de corporaciones comerciales, los
consulados de comercio.
-Herencia de la independencia. Las batallas y guerras estuvieron
relacionadas al proceso de América hispana, guerras civiles iniciales como las
que enfrentaron los ejércitos libertadores durante la independencia. La
resistencia imperial fue mayor, la radicalización republicana e independista de
las élites fue mucho menor, en los centros de la economía colonial donde se
encontraba la mayor parte de población indígena y que estuvieron dominados por el
eje productivo de hacienda y la minería de exportación, incluso en zonas de
predominio esclavista, es decir en regiones donde la presencia político
administrativa del imperio era más fuerte y donde las élites coloniales
predominantemente comerciales se sentían amenazadas por ambos sectores
discriminados racial y socialmente. Obviamente en esos territorios, la lucha
por la independencia avanzó rápidamente con contradicciones más fuertes, con
costos sociales y económicos muy marcados.
En
definitiva, desde el punto de vista económico la independencia ofreció dos
ventajas por una parte el libre comercio y el acceso a los mercados
internacionales de capital, que al largo plazo crearon oportunidades para el
avance económico, pero también trajo consigo desventajas que más temprano que
tarde problemas sociales y políticos que a su vez no pudieron ser superadas en
el tiempo debido a que el contrabando se va acentuando en las nuevas castas
sociales con vínculos políticos.
El
contrabando de mercancías como negocio apetecido desde sus orígenes basado en
la evasión impositiva, ha merecido la atención de los gobiernos republicanos;
las revoluciones y guerras por la
independencia que reflejaba entonces,
los altos niveles de violencia, la inestabilidad política debido al nuevo orden
económico mundial fueron caracterizándose con mayor fuerza. Es importante tener
en cuenta con relación a las expectativas que cedían los procesos de la
independencia respecto de la economía Latinoamérica tenía mucho que ver con los
logros y limitaciones por consecuencia de la época colonial.
Actualmente,
el contrabando siendo éste como problema social no ha dejado de ser un fenómeno
criminológico con vínculos de grandes corporaciones internacionales bien
estructurados que operan en conexión en los países de América Latina. No es
para menos, el avance de la ciencia y la tecnología ha dotado también al crimen
organizado una serie de recursos para la comisión del delito, cuyos beneficios
en manos de una minoría en perjuicio de las economías nacionales. Se tiene como
ejemplo, el comercio ilegal de mercancías adulteradas en el rubro de
medicamentos que en el pasado reciente se descubrieron fábricas clandestinas en
diferentes países. Por otra parte, la criminalidad del contrabando asociado con
el narcotráfico en las fronteras tripartitas se acentúa con mayor presencia y,
las aduanas muchas veces son rebasadas en cuanto al control de las fronteras
terrestres, marítimas, etc.
CAPÍTULO IV
RESPONSABILIDAD DE LA SOCIEDAD CIVIL
CONTRA EL CONTRABANDO
A partir de
los antecedentes históricos este fenómeno criminológico ha calado profundamente
en las sociedades de América Latina, más aún el “contrabando” si bien era la
forma de evadir los impuestos para la Corona al inicio, sin embargo la
expansión territorial ha sido de prioridad para el imperio colonial.
En pleno del
siglo XXI el comercio de bienes de importación y exportación logró alcanzar
niveles insospechados, inicialmente los Estados modernos en su incipiente organización
política y jurídica, el contrabando paulatinamente como delito se configura en
los Códigos Penales que más tarde sería la autonomía del Derecho Aduanero la
encargada de estudiar el contrabando como un fenómeno antijurídico con el gran
aporte de la doctrina de diversos juristas. En este estudio breve digo esto
porque el contrabando es el eje principal el motivo que me lleva a enfocar desde
tres puntos de vista. Primero, la criminalidad del contrabando como un fenómeno
social; Segundo, el hecho antijurídico del contrabando; y, Tercero la
responsabilidad de la sociedad civil.
-La criminalidad del contrabando como
un fenómeno social. Los
hombres intercambian no solamente los productos que los necesitan para consumo
propio sino que va más allá y que parte de esa necesidad adquiere
características culturales, es decir, su influencia en el comercio tiene
necesidades de lucro o ganancias. El comercio transforma sociedades y a través
del tiempo las convierte en élites con estrecho grado de vinculación con el
poder político. En otras palabras, se podría decir que el contrabando visto
como actividad lucrativa es la aspiración de una parte de la sociedad a mejorar
su calidad de vida-involucra condición social-, siempre lo fue desde la época
colonial; no significa que haya sido legal, lo que quiero decir, es que el
contrabando como tal tiene un alto contenido social que la ciencia penal no podrá resolver con la
criminalización o la máxima penalización que es lo mismo. Eugenio Raíl
Zaffaroni eximio maestro de la Criminología y Ex Magistrado de la Suprema Corte
Federal Argentina, decía marcadamente al referirse a la penalización del
delito, “…la criminalización es tarea de la ciencia penal, sin embargo el problema del delito jamás
resolvió el derecho penal, porque aquel es un problema social y cultural”.
Entendido, el
contrabando como práctica casi normal por así decirlo fue en todas las colonias
de Hispanoamérica y, que a través de tiempo se han vinculado entre la
corrupción y el contrabando que permanecen hasta nuestros días; no es exagerado
citar por ejemplo, en el comercio del
Río de La Plata del siglo XVII donde la corrupción siendo este un fenómeno
masivo bien enraizado con los representantes de la corona y la oligarquía
local. No hay duda alguna, la corrupción entendida como desviación social común
aunque no precisamente normal no por eso significa que le sea permitida; pues
lo es cierto es que para los funcionarios sabían perfectamente que el
contrabando funcionaba así. Es decir, la burocracia en Hispanoamérica estaba
bien emparentados con la corrupción, comercio ilegal, sobornos, cohechos,
favoritismos y el clientelismo, etc. Es este el tema central del ensayo, el
contrabando como un fenómeno del alto contenido social que vincularía más tarde
en las elites de la oligarquía local después a escala trasnacional.
-El hecho antijurídico del
contrabando. No
debemos perder de vista que el contrabando específicamente entendido como un
delito que proviene desde la época colonial y desde entonces solo ha ido
adquiriendo distintas connotaciones y que me atrevo decir que está bien
arraigado en nuestra sociedad.
El
contrabando, fue adquiriendo la figura ilícita lentamente en cuanto a la
naturaleza en los diferentes sistemas jurídicos de América Latina, su
inclinación más a los delitos económicos afectan también al aspecto social,
digo esto porque lo económico afecta al Estado, es decir a su funcionalidad
pública. El Estado vive de los ingresos fiscales y, el contrabando impide la
recaudación de los impuestos por la importación de mercancías a territorio
aduanero nacional.
Bien, el
delito de contrabando es un hecho contrario a la ley-algo que lesiona- el bien
jurídico protegido, el objetivo principal es darle la protección el orden
económico establecido por la norma jurídica y, pues implica también el aspecto
social. El contrabando consiste en la introducción o extracción de bienes
(mercancías) de un territorio aduanero con destino a otro territorio extranjero
independientemente de los tributos aduaneros gravados. Y, la concurrencia de la
conducta ilícita no solo afecta en cuanto al patrimonio del Estado, sino
también a la industria nacional en lo fundamental a la economía nacional. De
ahí, que el marco constitucional en un Estado democrático y social de Derecho
determina los alcances de la punibilidad, sobre todo establece cuáles son los
bienes jurídicos protegidos.
En el delito
de contrabando no únicamente existe el bien jurídico protegido del orden
económico sino la funcionalidad patrimonial de la administración pública que es
la Aduana institución estatal. Cuando interviene en el ilícito un servidor
público aduanero o una persona que ejerce funciones públicas se dice también
que afecta al interés o bien jurídico de la fe pública depositada en dicha
persona. Dicho en otras palabras, el contrabando no solamente se contrae a la
afectación patrimonial del Estado sino también comprende a su deber de control
del comercio internacional.
Resumiendo
se puede afirmar que el contrabando produce un daño efectivo público, de ahí
que el daño causado perjudica severamente al fisco cuando las mercancías son
gravadas con el arancel aduanero, sin embargo pueden haber casos que no es el
impuesto aduanero como elemento relevante del hecho punible sino más bien el
que causa daño a la salud pública, al medio ambiente la seguridad interna
y externa del Estado, entre otros.
-La responsabilidad de la sociedad
civil. Eh aquí, el
talón de Aquiles de la sociedad actual, que no deja de ser preocupante, siendo
el contrabando un mal endémico y peligroso para las economías nacionales; lo
fue para la Corona española, durante la independencia de América y la creación
de las repúblicas y, aún en pleno siglo XXI el fenómeno del contrabando
continúa siendo como la sombra del mal colectivo. Es posible desde la
perspectiva de la acción ilícita misma realizar un estudio antropológico o un
estudio más orientado a la criminología; sin embargo dejé abierta la
posibilidad para un trabajo posterior porque las consideraciones que contempla
el contrabando como delito son propio de la ciencia jurídica y su relación con
otras ramas del derecho merece un estudio enteramente jurídico y especializado.
Ahora bien, estos
tres postulados son sufrientes por ahora para ubicar el delito de contrabando
en el contexto social de los hechos históricos que sucedieron desde la
conquista española, si analizamos con mayor énfasis el “contrabando” como un
fenómeno social que transforma la condición económica de castas sociales donde
el interés común casi siempre fue el acenso social y económico, sus vínculos
con el poder político no son hipotéticos sino realidades históricas.
En la
situación actual, cuando hago referencia a la “responsabilidad civil” quiero
decir que la sociedad es tan responsable como los actores del delito porque en
su generalidad se permite la concreción de la acción ilícita-compramos con
facilidad mercancías producto del contrabando- la actitud permisiva hace
responsable tanto al que vende como al que compra, como en el Derecho Penal, el
cohecho activo y cohecho pasivo ambos responsables. No puede el Estado por si
solo hacer frente a la criminalidad del contrabando sin la intervención de la
sociedad civil, es un problema social-económico e incluso cultural; sin concesiones
debemos erradicar definitivamente al menos reducirlo, es deber de todos y de todas
si se quiere realmente el bienestar para la futuras generaciones del presente y
del futuro.
EPÍLOGO
El ferviente
deseo de superar los males endémicos es una labor difícil en cuanto aquellos
que adquieren efectos de connotaciones sociales y políticos desde la conquista
territorial de los españoles, al parecer estoy seguro que el comercio fue la
idea central de ciertas clases sociales burguesas europeas que más tarde dieron
al surgimiento de los pensamientos y doctrinas liberales. Claro, para los
españoles no era el contrabando un asunto principal de preocupación de sus
políticas sino la expansión territorial, abrir una ruta entre Europa y la India
rico en especias y sedas.
Por otro
lado, el contrabando un delito de orden público por cierto apetecido por una
minoría en detrimento de la mayoría social, un mal tan singular desde tiempos
remotos provenientes del viejo mundo han engendrado con su mal llamada conquista
española. Una conquista aniquiladora de culturas indígenas trajo consigo no
solamente males sociales sino también crímenes de lesa humanidad que junto a
la iglesia católica diezmaron comunidades integras. La corrupción otro de los
problemas propios del viejo mundo, digo esto porque los Corregidores eran los
primeros en implantar mecanismos de control arbitrario con el fin recaudar
recursos para la Hacienda Real pero disminuido en sus montos para la corona
española. La corrupción y el contrabando como hermanas gemelas las puse en la
misma bolsa porque no hay contrabando sin corrupción, por eso son fenómenos
sociales pueden si se quiere criminalizar o aplicar con penas máximas al delito
la probabilidad de tener éxito es poca.
Es cuestión
de cultura si se quiere reconstruir sociedades libre de prejuicios mejor si
decidimos recuperar los valores sociales perdidos o sometidos a un sistema de
dominación colonial que no solo vaciaron las riquezas del nuevo mundo sino
también dejaron ese fenómeno social y criminológico maligno que hasta el día de
hoy silenciosamente causa daño a nuestra América Latina.