CAMBIOS ESTRUCTURALES DEL NUEVO ORDEN
ECONÓMICO MUNDIAL
Las transformaciones
naturales o provocadas por el hombre mismo han merecido un cambio significativo
a lo largo de la historia universal, en la forma de vida, desde que amanece un
nuevo día hasta el ocaso. No dejo de pensar, que estas transformaciones a raíz
de la pandemia del COVID-19 arrojarán resultados nefastos sin precedentes, más
allá de quien o quienes hayan sido los autores intelectuales y materiales del
desastre, sin embargo, me atrevo de afirmar
que tiene su origen, es decir proviene de programas o más bien de políticas
de índole social, económica del capitalismo y sus aliados que no será por mucho
tiempo la vigencia ante el quiebre inminente del sistema.
En estos
días de aislamiento social que vive la población mundial se observa una
infinidad de casos algunos más que otros de pánico. desazón e incertidumbre,
pero al fin son realidades que no se pueden ignorar; no es para menos los diversos
medios de información masivo y a través de las redes sociales lo que siempre
hacen es acelerar de manera sistemática el pánico generalizado. La situación crítica
de la salud mundial puso de rodillas por una parte a las pésimas gestiones de políticas
de salud pública de los Estados de sus programas de gobierno frente a
situaciones como esta, que no es posible ni siquiera justificar mediante discursos
demagógicos que la sociedad civil la conoce de memoria. Se habla que después de
la pandemia del coronavirus se viene la recesión económica, expresan los
entendidos en las distintas disciplinas del saber humano; por cierto, como
sucede siempre que después de toda guerra la postguerra es aún más nefasta con
una sociedad diezmada en todo sentido de la palabra. A la caída estrepitosa del
sistema capitalista junto a ella se viene una turbulencia nada alentadora en la
cuestión económica, social, político, incluso religioso. Este último, mucho
tiene que ver con las nuevas formas de sometimiento del imperio del Norte, para
derrocar gobiernos legítimos y elegidos por el pueblo soberano en América
Latina, utilizan la biblia en reemplazo a la cultura ancestral y milenaria,
sostuvo Enrique Daniel Dussel. Por otra, la caída de los productos commodities provoca en su generalidad la
recesión económica, las economías nacionales se ven obligados de realizar ajustes
en el aparato productivo, así como en los modos de producción con afectación
directa en el mercado laboral y su incidencia en los demás conceptos.
En el plano
social, la recesión económica suele golpear con enorme fuerza que por lo
general termina en la disolución del núcleo familiar, por ende, repercute en la
educación y alimentación de los hijos y, se vienen una seguidilla de problemas
que lamentablemente origina la pérdida del empleo, la excesiva oferta de la
fuerza laboral desemboca en una crisis social con el peligro de que la
necesidad les convierta a los desplazados en un potencial elemento altamente peligroso
que podría desbordarse hacia conductas ilícitas dando lugar al incremento de altas tasas de criminalidad. La
brecha entre ricos y pobres es abismal no se puede comparar en términos
absolutos, el nuevo orden económico será asimétrico, pues acá con mayor
justificación se dirá “todos tenemos derechos, pero no somos todos iguales”, si
las leyes del mercado o las normas sociales serán las que primarán en el futuro
inmediato, eso es algo incierto, difícil de apreciar si todavía se está viendo
la punta del ovillo de lo que será la postpandemia del COVID-19.
En lo
político, ninguna recesión económica ha sido independiente de las causas que
fueron generados en la economía mundial, durante la Primera y la Segunda Guerra
Mundial sus efectos fueron contundentes en la cuestión política de los países,
y según la línea ideológica que comulgan, unos con el sistema liberal y otros
con el proteccionismo en todas sus formas. En pleno siglo XXI aún campean
fuerzas extrañas de ciertos partidos políticos que aferrados al capitalismo
someten a pueblos íntegros conjuntamente con las clases de la burguesía local y
extranjera. Son claro ejemplo, lo de Venezuela amenazado constantemente por el
imperio del Norte so pretexto que el gobierno de Maduro se halla comprometido
con el narcotráfico para justificar la posible invasión; en el 2019 Ecuador
vivió una crisis política cuestionada cuyo gobierno comparte una férrea
alineación con el sistema neoliberal; la de Chile que hasta la fecha no
registra el número exacto de muertos por las protestas sociales acaecidos;
finalmente la de Bolivia Estado Plurinacional se produjo recientemente la
ruptura del orden constitucional que acabó con el derrocamiento del gobierno
democrático elegido por el pueblo soberano, una vergüenza histórica avalada por
la OEA que causó la indignación de la comunidad internacional; pero al fin, el
daño esta consumado y, a esto añadirle la pandemia del COVID-19 el futuro de
Bolivia es aún más incierto, al menos por ahora es prematuro predecir lo que
vendrá.
Nada más
cierto, es que la turbulencia acentúa su impacto en el escenario mismo del
capitalismo, y por supuesto agudiza las desigualdades económicas y sociales
dejando a su paso una brecha por demás inhumano; estimo que vale la pena
mencionar lo expresado por el investigador Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de
Economía, al referirse a la cuestión política: ¿Cómo ha contribuido la política
a la gran brecha económica? más que una interrogante ofrece una perspectiva
general sobre la forma en que las políticas sobre todo las políticas macroeconómicas
de una nación determinan la producción y el empleo, que lamentablemente ahonda aún
más la gran brecha.
CRISIS DE LA POLÍTICA NEOLIBERAL EN
AMÉRICA LATINA
Establecer
con precisión de que si hubo una realidad escondida o disfrazada en la cual las
sociedades de nuestra América Latina, que no haya reflejado su vivencia durante
algo más de medio siglo; sería más que una catastrófica aseveración, pues
negarla o ignorarla significaría una estúpida conclusión. Como toda doctrina
sustenta su grado de influencia en las condiciones económicas y sociales, pues
el capitalismo tiene sus defensores y detractores.
Los
defensores del neoliberalismo afirman que podrían ser dos las características
de la estrategia del desarrollo neoliberal: 1) obtener la precondición
necesaria la estabilización macroeconómica (el control inflacionario y de las
cuentas públicas); 2) obtenida la precondición necesaria, aplicar reformas
estructurales (liberalización, desregulación y apertura de mercados), junto a
ello los procesos de privatización o denominada también capitalización. La
precondición a la que hacemos referencia pues tiene el objetivo de mantener estables
los precios de la economía para que, según ellos, los cálculos de los
capitalistas tomen decisiones de inversión de más largo plazo, con menores
riesgos posibles. Según los neoliberales, aplicada las correctas medidas proporcionadas
por el mercado (por intermedio del mecanismo de los precios) y el crecimiento
del ambiente competitivo, la promesa siempre es que aumentará la productividad
de los factores de producción y, de esa forma, el crecimiento económico, así
como ocurrirá una redistribución del ingreso producido a favor del factor de
producción más abundante, en nuestro caso, el trabajo. Pues claro, hay que
tener en cuenta que el neoliberalismo es la fase avanzada del capitalismo
clásico que nace con la revolución industrial.
En cuanto a
los detractores del neoliberalismo, el capitalismo clásico es ortodoxo, sino
que a través del neoliberalismo las condiciones económicas y sociales son
entregadas a los propietarios de los medios de producción, quienes en una fase
histórica terminan entregando al mercado las condiciones sociales incluyendo la
fuerza laboral. Se tiene la referencia de la CEPAL llamó a los años 80 ‘la
década perdida’. Si eso tiene alguna validez, entonces se puede llamar a los
años 90 como “la década más que perdida”. ¿Por qué no creció la región? Si se
dio la súper-explotación del trabajo y existía la posibilidad, ¿por qué los
capitalismos dependientes no crecieron en los 90? El gran problema de la década
perdida es que, por razones incluso de la propia lógica neoliberal, en nuestras
economías, nuestras sociedades, que ya tenían un carácter –y aún tienen–
profundamente financiarizado, esa parte del valor producido era apropiado
principalmente de una manera meramente financiera, y no de reproducción y de
inversión productiva. Dicho en palabras, es que el neoliberalismo es netamente
financiero sin la cual el capitalismo sería estático. Es suficiente ver la
realidad de los verdaderos dueños del sistema financiero del mundo, el
capitalismo norteamericano y sus aliados, a quienes se les conoce como los
dueños del mundo, ellos diseñan la economía mundial, planifican el nuevo orden económico
internacional.
Como dijo
Frei Betto, escritor brasileño: “El
capitalismo es una religión laica fundada en dogmas que, históricamente,
merecen poca credibilidad. Uno de ellos dice que la economía es regida por la (mano
invisible) del mercado. Sin embargo, en muchos periodos el sistema entró en
colapso, obligando al gobierno a intervenir en la economía para regular el
mercado”.
El
capitalismo transforma todo en mercancía, bienes y servicios, incluyendo la
fuerza de trabajo. El neoliberalismo lo refuerza de forma sofisticada,
mercantilizando los servicios esenciales, como los sistemas de salud y educación,
el abastecimiento de agua y energía, sin dejar de lado los bienes simbólicos:
la cultura es reducida a mero entretenimiento; el arte pasa a valer, no por el
valor estético de la obra, sino por la fama del artista; la religión pulverizada
en modismos; las singularidades étnicas encaradas como folclore; el control de
la dieta alimentaria; la manipulación de deseos inconfesables; las relaciones afectivas
condicionadas por la globalización de las formas; la búsqueda del elixir de la
eterna juventud y de la inmortalidad a través de sofisticados recursos técnico-científicos
que prometen salud perenne y belleza exuberante. Como dice Arce Catacora en su
libro: EL MODELO ECONÓMICO SOCIAL COMUNITARIO PRODUCTIVO BOLIVIANO, 2da, Ed. “A
nivel mundial, el neoliberalismo nace después de la Segunda Mundial, con un
discurso de defensa vehemente de la libertad individual y de la propiedad
privada contra cualquier forma de intervención, colectiva estatal.”
En
definitiva, el neoliberalismo fundado principalmente en abierta crítica la
intervención del Estado y de la defensa de la propiedad privada y el libre
mercado, sin duda busca elevar la tasa de ganancia del capital y, en los países
en vías de desarrollo el cambio en el patrón de la acumulación de capital y la
transferencia de excedentes al exterior. En otras palabras, es una propuesta la
solución de la crisis de ganancias del sistema capitalista, globalizado la
economía con el plan de eliminar la pobreza; esto agudizó mucho más la profunda
crisis del capitalismo globalizado. Por cierto, el saqueo de los recursos
naturales por las empresas transnacionales en diversos países de América Latina
fue considerable, con las recetas del FMI, bajo los gobiernos alineados con la
ideología del neoliberalismo y las oligarquías nacionales en el poder político.
Por cierto, el neoliberalismo es también fundamentalmente, un programa político
fuertemente ideologizado su consecuencia no cabe la menor duda, merecerá más
que un mero análisis una profunda reflexión de las sociedades emergentes.
Debo mi
respeto profundo a los entendidos y estudiosos de la ciencia económica y
social, que no fue nada fácil inmiscuirme en su ámbito, sin embargo, la razón
que me llevó a escribir estas líneas y estimo sean entendidas como un punto de
vista y de opinión que métológica. Es imposible ignorar la historia de nuestra
América de lo contrario sería como aquel que ve lo que sucede y no quiera
admitirlo; durante décadas el neoliberalismo ha diezmado las economías de los
pueblos de América Latina, mediante la enajenación de sus recursos naturales
conjuntamente con las transnacionales y la clase política conservadora nacionales
serviles a los intereses capitalismo imperial, han profundizado aún más la
brecha entre ricos y pobres, la sumisión de los trabajadores a condiciones de
extrema pobreza. De eso estoy seguro.
ROL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN LA
POLÍTICA
Como toda
acción en la historia universal la iglesia católica no es ajena a los
acontecimientos acaecidos muchas veces con mayor intensidad que en otras. Históricamente,
nos lo demuestra que la actitud totalizante de la Iglesia católica ha conducido
a entablar un diálogo privilegiado con el Estado, llegó a ocupar parte de sus
estructuras para desde allí, extender los principios de su doctrina al conjunto
de la sociedad, sin ir demasiado lejos, remontémonos a la época de la conquista
española en América; la cruz y la bandera siempre estuvieron presentes en
dichas conquistas, la iglesia y la monarquía absolutista comulgan una misma
ideología, es decir la del sometimiento. La ofensiva de ‘catolización’ sobre el
Estado y la sociedad civil procuraron impregnar con valores religiosos todos
los ámbitos de la vida social y convertirlos en sus fieles feligreses.
La férrea
pugna por una educación religiosa en las escuelas públicas, así como en las
universidades es evidente la oposición casi intransigente contra las leyes de
divorcio, la legalización del aborto y la unión de parejas del mismo sexo, el acérrimo
control sobre otros grupos religiosos, caracterizaron el accionar de la
institución católica en su relación con el Estado y con la sociedad. Su carácter
de religión predominante y su marcada presencia social fueron el fruto de ese
tipo de comportamiento. Con independencia de las relaciones de fuerza existentes
en cada momento histórico, lo cierto es que, en el transcurso del siglo XX, el
poder eclesiástico se fue constituyendo como un actor principal e influyente a
tener en cuenta, tanto en el marco de regímenes democráticos como en aquellos designados
por la ilegalidad llamados gobiernos dictatoriales o grupos fascistas.
Ahora bien,
el significativo lugar que ocupó la Iglesia a lo largo de la historia tuvo no
únicamente un precio sino la participación decisiva en la vida política de los
países del mundo entero, es decir en el viejo mundo originalmente en América
posteriormente: la pérdida de autonomía como institución religiosa se fue
erosionado progresivamente; en otras palabras, el alineamiento y la subordinación
relativa a los proyectos del gobierno de turno es innegable principalmente con
el neoliberalismo. De esa forma, el crédito social de la Iglesia quedó
supeditado a los vaivenes de coyuntura política.
Es
indispensable dejar en claro, que, al aludir al comportamiento de la Iglesia católica,
nos referimos estrictamente al accionar de su jerarquía eclesiástica, dejando a
un lado las concepciones y prácticas de otros actores dentro del catolicismo. Por
cierto, si analizamos las disputas por la hegemonía en el seno de la
institución eclesial, encontraremos a jesuitas, maronitas y franciscanos en un
comienzo; a católicos sociales, integrales, conciliadores o intransigentes más adelante;
conservadores o pos-conciliares, partidarios de la Teología de la Liberación en
los últimos tiempos; adeptos a la Renovación Carismática o renovadores en la
Opción por los Pobres en la actualidad, que en conjunto, conforman el amplio
mapa de la diversidad católica. Como institución compleja, la Iglesia es un
espacio social en el que no cesan de confrontarse discursos desiguales que compiten
entre sí. Bueno lo dejamos ahí.
En
consecuencia, la pérdida de credibilidad y el retroceso de la institución
católica tanto en la escena política como en su efectividad para establecer
normas y conductas orientadoras de los comportamientos sociales, incidieron en la
gestación de un nuevo orden o llámese “clima interno” que dio margen para
replanteos y redefiniciones en su accionar. La autonomía y la independencia
frente al poder político, reivindicadas por la actual conducción episcopal, se erigen
como estandartes que paulatinamente son levantados por cada vez más obispos en
el intento por recuperar el terreno perdido que la real orientación del
individuo a la fe cristina. Precisamente, ese cambio de concepción y las
implicancias que trae aparejado sobre el modo de relacionarse con el Estado
también de algún modo tendrá que sufrir las consecuencias ante la caída inminente
del capitalismo.
Vale la pena
reproducir el fragmento pronunciado de la Ponencia del Taller organizado por el
CELAM. Tema: “La Relación entre Ética y Moral”. Universidad Pontificia de
Salamanca Campus de Madrid. A la iglesia católica se puso en serio
cuestionamiento acerca del desarrollo meramente económico sea la salida casi única
para la situación que padecen los países en vías de desarrollo, como bien nos
plantea la encíclica Sollicitudo rei socialis con cierto sentimiento que no sé
si es de culpa, pero casi frustrante.
“Ha entrado en crisis la misma
concepción «económica» o «economicista» vinculada a la palabra desarrollo. En
efecto, hoy se comprende mejor que la mera acumulación de bienes y servicios,
incluso en favor de una mayoría, no basta para proporcionar la felicidad
humana. Ni, por consiguiente, la disponibilidad de múltiples beneficios reales,
aportados en los tiempos recientes por la ciencia y la técnica, incluida la
informática, traen consigo la liberación de cualquier forma de esclavitud. Al
contrario, la experiencia de los últimos años demuestra que si toda esta
considerable masa de recursos y potencialidades, puestas a disposición del
hombre, no es regida por un objetivo moral y por una orientación que vaya
dirigida al verdadero bien del género humano, se vuelve fácilmente contra él
para oprimirlo” (SRS,28). Pues bien, si se quiere ir más allá, habría que preguntarle al entonces Papa
Venedicto XVI, del porqué se dio con un mensaje bien preocupado por la dignidad
del ser humano en un mundo globalizado.
EL SISTEMA JURÍDICO Y LA DEFENSA DE
LOS DERECHOS HUMANOS
Inevitablemente
la realidad histórica del sistema capitalista mundial puso de relieve la
coherencia o diría más bien su compatibilidad embrionaria con el modelo
económico social neoliberal, en otras palabras, se puede afirmar que cuando se
tiene el poder público también se posee la capacidad del sistema jurídico para
inclinar la fuerza coercitiva a favor de la clase dominante o los dueños de los
medios de producción. Sin embargo, aunque parezca trivial esa relación de las
fuerzas de poder dominante y a efecto de garantizar su accionar hará del
sistema jurídico como una fuente de seguridad a través del órgano judicial
someter a los insurgentes bajo cualquier pretexto tenerlos siempre sometidos.
El
neoliberalismo se caracteriza por repartir de manera desigual el poder
económico de las personas, lo que entraña consecuencias políticas y jurídicas.
La principal es que los que tienen el gran poder económico utilizarán su poder
político-influyendo desde los distintos órganos del poder estatal-para
garantizar el mantenimiento de las desigualdades, en lugar de para lograr una
economía y una sociedad más igualitaria y justa. Los intereses económicos de
poder participan a través de cabildeo y financiamiento de las campañas
políticas en el diseño de leyes que los beneficien, vale decir el sistema
jurídico tienen a su alcance con fines y propósitos del gobierno neoliberal. En
palabras propias de Joseph Stiglitz sostiene: “…que las grandes empresas también influyen indirectamente, a través de
los costos de acceso al sistema judicial, para no estimular que los débiles
accedan en igualdad de condiciones entre ricos y pobres al mismo tiempo.”
La
desigualdad no emerge de las fuerzas abstractas del mercado, nace de la forma
en que se distribuye el poder político en una sociedad. El que tiene poder
político confecciona el orden jurídico en su beneficio para perpetuarse en el
poder y mantener el “statu quo” de privilegios y privilegiados. La política neoliberal
configura los mercados y determina las reglas del juego de todos los
subsistemas sociales y económicos. Pues claro, el neoliberalismo teniendo a su
favor la balanza inclinada es obvio como quien dice “tiene la batuta para
dirigir la orquesta”. En un mundo de desigualdad por la condición misma de su
existencia en algún momento histórico sufrirá la ruptura de ese poder
dominante. No hay que olvidar, los marcos jurídicos de los Estados se
construyen para favorecer a los grandes intereses económicos nacionales y
transnacionales por encima de los intereses y derechos humanos de población.
Los gobiernos de los Estados en el modelo neoliberal de la globalización, busca
seguir la pauta que señalan las grandes potencias y sus corporaciones,
señaladamente de los Estados Unidos de Norte América.
La
democracia es incompatible con la concentración extrema de ingresos y el modelo
neoliberal promueve esa concentración de la riqueza en pocas manos, es decir de
los privilegiados. En este sentido el modelo neoliberal es antiético con la
democracia y con Estado de Derecho, tal como lo ha advertido Paul Krugman. Por
cierto, el modelo neoliberal no puede existir un marco que favorezca la
garantía de los derechos económicos, civiles, sociales y culturales porque ello
iría en contra de las posibilidades de concentración de la riqueza en pocas
manos. Tampoco en el modelo neoliberal se pueden establecer en el ordenamiento
jurídico herramientas de democracia participativa y deliberativa puesto que
ellas tienden a igualar las relaciones sociales y de incrementar los mecanismos
sociales de control y fiscalización al poder.
La globalización en el mundo
jurídico. Hay una infinidad
de escritos sobre la globalización, considero como un fenómeno mundial
innegable y multifacético, que sin duda se ha consolidado principalmente a partir
de la década de los años 80. Este proceso globalizador impacta todos los
aspectos de la vida del ser humano, tanto en lo colectivo como en lo individual.
Se refleja en todos los ámbitos de la vida social, política y económica, logra
ciertos cambios unas veces más aparentes que otras. Los efectos de la
globalización también recaen en el mundo del derecho que se convierte en el
medio idóneo para su implementación y afianzamiento, y para ello se modifican los
paradigmas y sistemas. Para que el proceso cumpla su ciclo, también se deben
modificar los campos de formación de los juristas con el fin de que puedan dar
respuesta a los nuevos problemas. Como en todo proceso, la globalización se
afianza en la propuesta de sus mentores compuesto por intelectuales e ideólogos
de diverso contexto, como filósofos, economistas, juristas, políticos,
periodistas o comunicadores sociales, etc.
El Estado de Derecho y el Sistema Judicial. Este es uno de los elementos
esenciales de la nueva forma política del Estado entorno a la globalización
económica constituyéndose como un eje articulador del sistema capitalista
mundial. El modelo de desarrollo definido por el consenso de Washington requiere
de un nuevo marco legal que sea compatible a la liberalización de los mercados,
a los intereses de las inversiones nacionales y extranjeras del sistema
financiero fundamentalmente; basado en un modelo de privatización o llámese
capitalización, la fortaleza de la iniciativa privada y la primacía de los
mercados, el principio del orden, de la previsibilidad y de la confianza no
pueden provenir del poder del Estado que no esté acorde a sus intereses; para
garantizar estas condiciones solo pueden provenir del derecho, de un marco
normativo y de un sistema judicial que las faciliten los medios por los cuales
el neoliberalismo encuentre su perfecto propósito. Los objetivos trazados por
el Consenso de Washington hacia la consolidación del sistema de economía
neoliberal, según ellos, es el motor de desarrollo, por tanto, deben trazarse políticas
dirigidas a la reforma de los sistemas judiciales de América Latina y, claro
vivir bajo las recetas influyentes del Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial, miembros esenciales del denominado Consenso de Washington.
Los Derechos Humanos y la pandemia
del COVID-19. Aprovecho
la oportunidad de hacer referencia ante la inusitada emergencia de la pandemia
que azota lamentablemente a la población mundial no da tregua, ni hace
distinciones, sin embargo, los Estados ante esta situación recurren a la
aplicación de viejas prácticas o mecanismos no convencionales a fin de someter
a la población bajo presión del poder punitivo del Estado, estableciendo penas
privativas de libertad a quienes supuestamente infringen el aislamiento social
o la llamada cuarentena. Los derechos humanos son la base principal de la
democracia en la cual el Estado de Derecho debe primar; la vida y la libertad
son valores inviolables previstas en todas las constituciones del mundo, otra
cosa es cuando los gobiernos de turno no hayan previsto a tiempo crear políticas
de salud pública frente a los desastres naturales y de conflictos de diversa
índole.
En tiempos
de pánico y de incertidumbre que vive el planeta, no es la forma idónea de
enfrentar al coronavirus con militares armados hasta los dientes y el uso de la
violencia, y otra la de hacer más traumática la situación a través de los
medios de comunicación criminalizando a las personas que pueden haber
supuestamente violado las restricciones impuestas por el poder público. En este
plano, los derechos humanos ante cualquier eventualidad interna o externa deben
ser precautelados por el órgano jurisdiccional y constitucional
competente.
EPÍLOGO
A manera de
concluir la temática referente a la decadencia del capitalismo y de sus aliados
en pleno siglo XXI, ha llegado a su fin al menos según las características y
tendencias que enarbolan la crisis actual son más que evidentes e imposible de
esconder bajo el abanico de la globalización económica. Si bien, se hubiera
orientado las decisiones de políticas económicas multilaterales en procura no
únicamente en la acumulación de riquezas, y dejar que el mercado genere por si
solo el crecimiento y desarrollo también se les fue de las manos a los amos del
mundo. Al contrario, las medidas estratégicas económicas tomadas formaban parte
de su proyecto la de favorecer a los capitalistas multinacionales a través de la
explotación irracional de los recursos naturales en América Latina.
El
neoliberalismo siendo éste el capitalismo sofisticado que nació a fines de la
Segunda Guerra Mundial se estableció como un modelo económico y social que
paulatinamente se incorporó en los programas de los gobiernos afines al
neoliberalismo. Claro está, en las décadas de los años 80, 90 y 2000 en América
Latina representó un impacto por demás acentuado. Mientras esto acontecía la
teoría dogmática de la globalización occidental se iba volatilizando durante
todo el tiempo en que China fortaleció su economía a pasos gigantescos, hoy es
una potencia no solamente hegemónica en el comercio internacional sino también
en las inversiones públicas de capitales en el extranjero. No es para menos,
China hoy llega a conformar parte de la Organización Mundial de Comercio y del
Fondo Monetario Internacional, entonces surgen una serie de interrogaciones ¿cuál
es la intención del gigante asiático? ¿qué se viene después del derrumbe del capitalismo
occidental?
Sin lugar a
dudas, la comunidad internacional lo sabe que la pandemia del COVID-19 no es
algo natural incluso tiene su registro de propiedad intelectual e industrial,
sin embargo, la guerra comercial entre EEUU. y China no cesa y durante estos
últimos años no ha sido de lo más satisfactorio a sus intereses. Ante la
crecida del coloso asiático no en vano fueron las declaraciones oficiales de
sus ideólogos, al expresar que pronto se vendría una pandemia, el informe del
Fondo Monetario Internacional al decir que la economía global no está en
condiciones de soportar mayores gastos para los ancianos en el mundo. La
pregunta sea posiblemente la del millón ¿no es acaso que la pandemia se llevó a
las personas de la tercera y cuarta edad?, ahí está la respuesta. Lo demás, se
debe a manipulaciones para generar un caos universal con el fin de obtener
ventajas millonarias de las grandes empresas transnacionales de medicamentos e
insumos de farmacia; lo que antes era una bonanza para los fabricantes de
armas.
Por último,
no se trata de entrar en el terreno del conflicto creo ya poco importa el daño está
hecho, la pandemia del COVID-19 sin duda alguna dejará amargas experiencias en
el orden social, económico, político, psicológico; y así, una cadena de
problemas que la sociedad mundial de aquí en adelante tendrá que lidiar. La
recesión económica que se avecina ojalá fuera menos dura porque es éste el
fenómeno más destructor que el mismo virus.
El autor del presente
artículo ha meditado profundamente sin prejuicios para realizar el presente
trabajo, desde su país natal Bolivia, y con el deseo firme de ponerse a la par
con sus semejantes expresa su más sincera solidaridad con las familias que han
perdido a sus seres queridos. LUCHEMOS SIN TREGUA POR UN MUNDO MEJOR PARA LAS
FUTURAS GENERACIONES