martes, 20 de octubre de 2020

EL COMERCIO INTERNACIONAL Y LA RECESIÓN ECONÓMICA DE AMÉRICA LATINA DESPUÉS DEL COVID-19



Lic. René Barrera Ojeda,
Consultor de Comercio Internacional, ex docente académico, autor de diversas obras escritas de Comercio Internacional y Aduanas; artículos publicados en la revista JURISTA de Xalapa Veracruz, México; GUÍA LEGAL de Panamá; Fundador del PORTAL JURÍDICO ADUANERO, Bolivia Estado Plurinacional.      

PREFACIO

Las tempestades son como las olas del mar suben y bajan, pues las sociedades del mundo entero actualmente atraviesan una de sus peores crisis a escala mundial referente a la salud, por el efecto del COVID-19 creado en laboratorio y manipulado genéticamente, con la intervención de las grandes corporaciones del sistema capitalista norteamericano, pues es de suponer y casi anunciada lo que ahora está sucediendo en el planeta.  

No cabe la menor duda que el comercio internacional hizo aportes al crecimiento económico, el desarrollo y la prosperidad, aunque a costo social muy alto. Claro está, los modelos económicos neoliberales al amparo de políticas impuesta por organismos internacionales han contribuido a sacar aparentemente de la pobreza a millones de personas y a difundir los beneficios de un nivel de vida más alto. El comercio ha acercado a los países, fomentando el entendimiento mutuo y contribuyendo a la paz mundial. Pero eso no es toda la realidad. En los últimos tiempos, especialmente desde la Gran Recesión de 20072009, ha aumentado la preocupación por la equidad, la distribución de los ingresos, la justicia social y el empleo. Los problemas son cada vez mayores en América Latina yo diría más bien se han agudizado en los últimos tiempos, que es de conocimiento público.

Por cierto, hay que tener en cuenta que, si no se distribuyen de manera más equitativa los beneficios del progreso, se pondrá en cuestionamiento la legitimidad del sistema basado únicamente en el mercado. En sentido estricto, el comercio es solo parte de un contexto mucho más amplio con sus propias características que no puede proporcionar por sí solo toda la gama de beneficios que se derivan de políticas económicas y sociales estables. Vale decir, en otras circunstancias se considera que la apertura del comercio no contribuye al progreso social mayoritario de los países de esta parte del continente o se la mira con cierta desconfianza. Si no se logra entender el lugar que ocupan los intercambios internacionales en el contexto general, se corre el riesgo de que la imagen del comercio y de la Organización Mundial de Comercio OMC quede injustamente empañada por la falta de políticas efectivas en otras esferas, en particular de políticas que favorezcan un crecimiento sin exclusiones. Además, no se debe recurrir a la política comercial para resolver asuntos que se pueden resolver de manera más apropiada mediante otras políticas adecuadas. Con frecuencia, los gobiernos no defienden la importancia del comercio y de las políticas conexas necesarias en estos últimos tiempos, ahora más que nunca la atención es la famosa “plandemia” del COVID-19 proveniente de las altas esferas del sistema financiero capitalista.

Es preciso aclarar la relación entre el comercio internacional y desarrollo, el crecimiento y la distribución de los ingresos. No es materia de discusión que el comercio desempeña un rol fundamental en el fomento del desarrollo, pero solamente puede hacerlo si se cumplen otras condiciones o factores. Como resultado del comercio interno y externo y la inversión pública, los puestos de trabajo que atraviesan fronteras muy comunes en América Latina.  

Por otra parte, deben regir normas adecuadas que brinden seguridad jurídica y un entendimiento a nivel internacional sobre cómo han de comportarse los países unos con otros en cuestiones comerciales son también un ingrediente esencial de la combinación que hace que el comercio sea provechoso para la sociedad en general. Porque de lo contrario, las normas inadecuadas o inseguras crean fricciones y suspicacia, por consiguiente, reducen las oportunidades comerciales.

En definitiva, las relaciones sociales de producción teniendo en cuenta la crisis del sistema financiero capitalista se halla en su mínima expresión de poder hegemónico en la región, con móviles de alto contenido de recesión cuyo impacto global no es para menos que impactará en la región Latinoamericana.

EL COMERCIO FACTOR INFLUYENTE DE LA GLOBALIZACIÓN Y LAS CORPORACIONES MULTINACIONALES

El comercio internacional debería ser la piedra angular del crecimiento y desarrollo de los pueblos con independencia y soberanía. A la vez que permita ampliar el tamaño de la economía y ofrecer los medios para construir sociedades más justas y equitativas en la distribución de los beneficios. Hay que reconocer que el comercio une culturas, costumbres, religión e ideologías incluso a distancias largas en el planeta, es obvio que existen suficientes argumentos en favor del comercio. Por cierto, es preciso destacar, a manera de aprovechar las diferencias en cuanto a productividad y riqueza de bienes y servicios, los países que comercian se benefician de una mayor eficiencia en la asignación de los recursos. Los ciudadanos disfrutan de más bienes y servicios de los que tendrían si no hubiera comercio y pueden consumir también una mayor variedad de productos. El comercio puede aún fomentar si las empresas adquieren la capacidad de innovar los factores de los medios de producción en los países de la región mediante la adquisición nuevos conocimientos técnicos.

¿Cuál es el futuro del comercio actualmente? Los desafíos son más certeros para un mundo que nos espera después del COVID 19 ejerce una presión competitiva sobre las empresas nacionales y una de las formas en que pueden responder a esa presión es innovando y avanzando en la cadena de valor agregado si cuentan con la capacidad necesaria. Tener presente, los conocimientos incorporados en los bienes y servicios en gran medida incrementa el comercio de estos productos, hay más posibilidades de difundir los conocimientos a través de las fronteras.

El comercio requiere esencialmente que haya seguridad jurídica que proteja los derechos de propiedad intelectual e industrial, normas sobre competencia y sistemas judiciales independientes. La apertura del comercio de bienes y servicios, especialmente si se realizan mediante políticas establecidas de conformidad con el sistema basado en normas de la OMC, se traduce en la adopción de normas y prácticas (transparencia, no discriminación, equidad entre los países miembros) que mejoren la calidad y credibilidad de las instituciones nacionales. En este aspecto, durante la plandemia los derechos propiedad de las diferentes industrias farmacéuticas y equipos e insumos médicos fueron adulterados o plagiados sin registro sanitario alguno, en las importaciones y se comercializaron por doquier en los diferentes países de la región.

Tomando en consideración en sentido amplio si se quiere, que el fenómeno económico más controvertido de la historia contemporánea de la humanidad es la globalización con sus intelectuales a favor y en contra. Como sostuve, en la etapa del capitalismo el comercio logró integrar las economías contemporáneas a un costo social muy alto, gracias al desarrollo de la ciencia y tecnología de las comunicaciones como ser el costo en la logística internacional, poniendo los productos al pie de los consumidores en tiempo real, en este sentido la globalización impacta a todos los estamentos de la sociedad consumista. No es para menos, la globalización emergió y a su paso fue erosionando el poder que puso el Estado para preservar uno de sus más activos intereses, el dominio de la soberanía económica a favor de las multinacionales.

Sin ninguna duda, la globalización no es un fenómeno nuevo menos del siglo XXI, ya se venía dando en diferentes épocas históricas con una serie de intereses económicos, ideologías políticas, valores, religioso incluso, fundamentalmente la iglesia católica y su permanente injerencia en la vida política de los Estados, queda demostrado su accionar más que religioso de índole político como en el pasado reciente el golpe de estado perpetrado en Bolivia que destituyó al ahora expresidente Juan Evo Morales Ayma un gobierno democráticamente elegido por el pueblo. Es también preciso señalar lo expresado por el expresidente de los EE.UU., Barack Obama quien apuntó como uno de los mayores riesgos globales “la peligrosa y creciente desigualdad…el mayor desafío…si bien no se puede prometer igualdad de ingresos si se debe poder garantizar igualdad de oportunidades…”    

En concreto, las relaciones sociales de producción obedecen a un procedimiento de homogenización geopolítica donde se evidencian la profundización y expresión de grandes conflictos de carácter religioso, político y social entre diversas culturas. En consecuencia, la globalización es un fenómeno que tiene diferentes expresiones que plantea definiciones desde la perspectiva de la geografía, la sociología, la administración y la economía política. Pues ahora, desde el punto de vista del sistema judicial queda plenamente demostrado que la globalización logro consolidar su participación mediante normas jurídicas orientadas de favorecer a las empresas transnacionales o multinacionales, por ejemplo, los diferentes procesos de negociaciones comerciales bilaterales, regionales y multilaterales que pasan sin poder ser advertidos el trasfondo muchas veces es dudoso. En el pasado reciente los procesos de corrupción de alto nivel que se han ventilado en la región no es para menos el caso ODEBRECHT con gobiernos democráticos comprometidos, como ser Ecuador, Colombia, Brasil y Perú incluso le costó la vida de un expresidente Alán García, procesos judiciales como el del expresidente Rafael Correa de Ecuador, Lula Da Silva de Brasil, entre otros. La interrogante, queda abierta para la opinión pública de que si la globalización es todavía un fenómeno creíble cuando la crisis del sistema capitalista se halla en decadencia.      

DETERIORO DEL ESTADO DE DERECHO AL ESTILO DE VIEJAS PRÁCTICAS DE REGÍMENES TOTALITARIOS

Los regímenes dictatoriales resurgieron para someter a la población civil, infundir temor, que si salen a las calles serán reprimidas y llenar las cárceles, como sucede en Chile donde militares al parecer fue una vieja práctica que ha revivido en la Latino América, bajo el pretexto o la orden “...QUÉDATE EN CASA”. Incompresible, pero sucede en muchos países Sudamericanos que por desgracia les toca vivir no solo la plandemia sino estar frente a un terrorismo de Estado censurable por la comunidad internacional.    

En materia de derechos humanos y de Estado social se han vulnerado de manera flagrante sin derecho a nada, el confinamiento de la población civil indefenso, la enfermedad del COVID 19 en la puerta, qué más da, el temor y la zozobra generalizada diezmó vidas inocentes, es el resultado nefasto de la plandemia, En primer lugar, podría pensarse que los “derechos humanos” no pueden entrar en pugna con la seguridad jurídica que debería primar ante todo aún en épocas de emergencia sanitaria. Sin seguridad jurídica, los derechos humanos serían solo un símbolo o un simple anhelo alejado de la realidad social.

El fundamento de los derechos humanos –la dignidad y la libertad– en esta época caótica son pisoteados y por demás contradictorios de la historia humana puesto que aquel solo es posible durante la vigencia del Estado de Derecho, en la vida democrática de los pueblos de nuestra América Latina, lo que es peor que los gobiernos de turno de la línea neoliberal apoyado por el imperialismo del norte someten bajo viejas prácticas del totalitarismo.  

Los “derechos humanos” no representa ningún problema cuando el Estado social democrático hace prevalecer la vigencia del Estado de Derecho a ultranza, antes de aplicar mecanismos de sometimiento colectivo y psicológico. Es cierto, que las declaraciones de derechos humanos amparan espacios jurídicos para desenvolver legítimos derechos de la persona humana sin interferencias, pero garantizados por el Estado, existe honda preocupación por la excesiva intromisión de las ideologías que puso algunas concepciones, y que se manifiestan en las últimas décadas en materia de libertad, igualdad, educación, sexualidad, y tantas otras.

Relativo a la “seguridad jurídica” suele ser mal entendida y tergiversada por los distintos medios de comunicación, politizada e ideologizada a su libre albedrío. La “seguridad del ordenamiento jurídico” es importante si en realidad el acento se dirige a la seguridad de la persona y de la sociedad en su conjunto, respecto de la cuales la seguridad del ordenamiento jurídico tiene solo carácter instrumental. El Diccionario de la Real Academia Española lo define como lo “libre y exento de todo peligro, daño o riesgo”, o como lo “cierto, indubitable y en cierta manera infalible”, y como equivalente a “certeza, seguridad, confianza”.

Por su importancia es necesario destacar lo dicho por Mario Cruz Martínez Profesor investigador del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana al referirse a la seguridad pública: “Un reclamo que se ha vuelto imperativo universal de la ética política de las sociedades democráticas es el aseguramiento efectivo de la seguridad pública; sin embargo, la realidad de los últimos años ha evidenciado la complejidad que envuelve la temática. Desigualdad económica y la evidente injusticia social ha delineado comunidades políticas donde los derechos no son más que un sinónimo de dominación y letra muerta”. Ahora bien, en plano de la seguridad jurídica en sentido estricto, es cuestión de utilidad pública coincido plenamente con el citado profesor, la seguridad jurídica debe ser promovida y garantizada por el Estado, en otros términos, la seguridad jurídica es igual a seguridad pública que solo es posible su efectividad en un Estado de Derecho democrático.       

INMINENTE RECESIÓN ECONÓMICA, EL ROL DE LOS ACTORES SOCIALES

Como todo sistema influyente pierde el equilibrio ante la crisis galopante de su propia receta, sostuve desde hace tiempo que la globalización de la economía trajo consigo enormes contradicciones, una de las más relevantes fue la relación entre la globalización y la pobreza que nos permite visualizar mejor las grandes contradicciones existentes en el actual modelo de desarrollo económico y social basado en el mercado teniendo como elemento regulador de las relaciones sociales de producción.

Es obvio, esta contradicción a pesar de los avances en el campo de la ciencia y la tecnología cuyos beneficios son para una minoría de la población que residen en los países de mayor concentración del capital dejando a una buena parte de la población mundial sobrevivir en condiciones de pobreza y miseria.

Claro, la recesión económica es inevitable los países de América Latina lo están viviendo en carne propia, el efecto de la “plandemia” COVID 19 ha disminuido notablemente la fluidez del comercio de mercancías de la región con el resto del mundo en algo más del 35% de las importaciones y similar en las exportaciones. Obviamente a esto hay que sumarle la caída abrupta de la logística internacional, es decir el transporte en sus distintas modalidades y operativas de transporte. Vale decir, la recesión de la economía y su impacto en el comercio internacional de bienes y servicios tiene un futuro incierto y que su reparación dependerá de los actores sociales del sector privado de la industria y el comercio; no podrá ser posible aquello sin la inversión pública de parte del Estado.

El rol de los actores económicos y sociales frente la inevitable recesión económica requerirá de una extraordinaria innovación del aparato productivo provisto de acciones inmediatas con el fin de inyectar la inversión en el sistema financiero y la movilidad de capitales a corto y mediano plazo. La acción conjunta de los actores sociales deberá ser ejecutada con absoluta responsabilidad por el bien de la sociedad, velando por la mayoría social la que está sufriendo el duro de la recesión económica.

No obstante, desde la perspectiva del modelo económico neoliberal fuertemente arraigado en la región durante las décadas del 1990 al 2005, particularmente en el caso de Bolivia se ahondo dos tipos de crisis como sostiene Luis Arce Catacora en su libro (Modelo Económico Social Comunitario Productivo Boliviano); “una de dominación y otra estructural en el plano económico social. La crisis de dominación, o del sistema político, se refiere a la inexistencia de hegemonía nacional clara en el orden político y económico, y debido a esa situación, las decisiones fundamentales acerca de la dinámica social, económica y política recaían en fuerzas externas, organismos multilaterales y empresas transnacionales”, sostuvo.

En el pasado histórico reciente refleja la cruda realidad de los países de la región como ser Argentina, Perú, Brasil, Colombia, Ecuador y países de Centro América con su deuda externa sellada y patentada de acuerdo a las instrucciones de los organismos internacionales multilaterales y bilaterales de acuerdo al Consenso de Washington. Pues bien, de aquí en adelante queda por transitar el camino largo y tedioso de enfrentar el efecto COVID 19, creo no se puede esconder el sol con un dedo lo que acontece actualmente en América Latina, un panorama devastada no solo por la crisis del sistema capitalista y su inminente desplome ante el poderoso asiático, sino también la infecciosa corriente y sistemática de la corrupción en todos sus niveles del aparato estatal y sus combinaciones. Hay que decirlo, la famosa plandemia ha sido la llave maestra con que los gobiernos neoliberales de la región hayan adoptado para amasar fortuna, negocio gordo a costa de la salud y la vida de la población; “…QUÉDATE EN CASA, aunque no tengas nada que comer, igual te mueres”.                 

EPÍLOGO

Velar los altos intereses de los Estados y sus economías no siempre es tarea fácil menos en épocas como la que está viviendo América Latina, sociedades libradas a su suerte, al desamparo por parte de los gobiernos de turno que poco importa a estas alturas la ideología política o las forma de pensar diferente. Se habla de seres humanos víctimas del encierro o aislamiento social, y no es para menos era deber de los Estado proteger velar por sus vidas, y no fue así. La que está por encima de todos los intereses es la vida, la salud de la población en general, sin embargo, tal parece que la crisis del sistema capitalista se está jugando por un nuevo orden mundial y, para ello han paralizado el planeta, se han inventado una enfermedad letal denominado COVID-19 para reducir a la sociedad civil mediante mecanismos de control totalitario y la vulneración de los derechos humanos.  

En definitiva, el daño está ya hecho los muertos no volverán mientras el nuevo orden mundial está en ejecución, la recesión económica es inevitable la pérdida del empleo provoca el descenso de la clase media a clases empobrecidas, es decir habrá nuevos pobres y los otros que se hallan por debajo de la línea media, aquellos que no tuvieron acceso ni siquiera a la salud gratuita desparecieron sistemáticamente de las estadísticas manipuladas de manera artificiosa como una gloriosa justificación como la consigna de “QUÉDATE EN CASA…”

En cuanto al comercio internacional si bien une culturas íntegras que a pesar de la recesión económica éste deberá configurarse hacia un nuevo orden, pero más humano, con actores sociales que piensen no únicamente en la distribución de ingresos en pocas manos sino más bien equitativa y con justicia social por el bien de la mayoría. “No más a la explotación del hombre por el hombre, la máquina es solo un montón de fierros que jamás podrá reemplazar el conocimiento del hombre”. Hagamos de nuestra América Latina un mundo realmente nuevo y próspero precautelando siempre los altos intereses nacionales y nuestros recursos naturales por el bien de las futuras generaciones.    







EL COMPLIANCE PENAL Y LA CRIMINOLOGÍA CORPORATIVA APLICADA EN LAS EMPRESAS Y NEGOCIOS

Por RUBÉN DARÍO MERCHANT UBALDO Licenciado en Derecho. Especialidad en Derecho Penal. Maestro en Derecho Civil. Maestro en Alta Dirección Em...