martes, 18 de enero de 2022

NUEVO ORDEN MUNDIAL Y EL NUEVO COLONIALISMO DEL SIGLO XXI EN AMÉRICA LATINA




EXORDIO

COLONIALISMO EN AMÉRICA LATINA

EL CAPITALISMO POSTCOLONIAL

LA TECNOLOGÍA DE LA DOMINACIÓN DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

EPÍLOGO

EXORDIO

En pleno siglo XXI los procesos de adaptación al Nuevo Orden Mundial NOM marcan hechos históricos de mayor relevancia en el planeta como una nueva reconfiguración de las sociedades, en el presente comentario adopté tres postulados desde la perspectiva de los procesos evolutivos que van aconteciendo en América Latina en el plano geopolítico, económico social y la transformación cultural haciendo hincapié en este último postulado.

La visión de esa perspectiva se inicia  con el colonialismo que es donde se produjo a partir del siglo XV y siguientes, me atrevo esgrimir modestamente recapitular los nefastos hechos o mejor dicho el exterminio de los indígenas conjuntamente con la iglesia católica, invadieron extensos territorios de América para luego someterlos a crueldades humanamente irreproducibles y, a través de la imposición tiránica de los invasores luego inventaron historias falsas haciendo creer a la sociedad mundial que fue un descubrimiento. Luego del proceso transformador a través del dominio se consolida el inicio del capitalismo con la industrialización, los cuales dan lugar a una nueva forma de vida en América Latina o indistintamente denominado Nuevo Mundo, por supuesto con el nacimiento de las repúblicas se afianza una nueva forma de dominación colonial en el continente americano bajo el sistema político liberal y de todas sus formas de gobierno que han sucedido a la largo y ancho de América Latina, y que no podría ser ajeno a la transformación de la cultura debido a la tecnología informática o llámese cibernética.

El proceso de industrialización dio origen al capitalismo desde entonces el modelo económico adoptado fue trascendiendo progresivamente en la economía mundial en la cual las relaciones y los medios de producción fueron implementando una serie de ajustes o medidas de política económica, el dominio de la clase de poder económico, es decir, el mercado definía de cómo el ser humano deberá moverse en la nueva realidad de los siglos venideros.

El hombre no puede ser ajeno ni estar fuera de las relaciones con el mundo puesto a sus pies como un ser de trabajo y de transformación permanente del mundo, es un ser de la praxis, de la acción y de la reflexión. Pero el sistema capitalista ha convertido al ser humano en mercancía y por desgracia sometido a planes o procesos de la explotación del hombre por el hombre. El neocolonialismo es la nueva forma de dominación a través del Nuevo Orden Mundial impuesto en mundo globalizado y sometido por la bien conocida “plandemia COVID-19”.

El avance de la ciencia y la tecnología constituyen sin duda el progreso en términos cualitativos visto desde la perspectiva social y económica para luego convertir al hombre en un ser puesto al servicio de la propia ciencia y no al revés, entonces, en ese contexto el hombre es puesto al servicio del capitalismo depredador, subsumido por el modernismo, la tecnología cibernética y cada vez más dependiente del consumismo.        

COLONIALISMO EN AMÉRICA LATINA

Desde el punto de vista del capitalismo es imprescindible realizar un análisis no menos profundo porque el colonialismo en América Latina dejó profundas heridas y secuelas históricas durante la conquista, el exterminio de indígenas de los verdaderos dueños de la región, desde la conquista española o más bien la invasión del imperio absolutista organizadas desde el viejo mundo con el fin del expansionismo ligadas al comercio de las especias. Hay que reconocer durante la Edad Moderna el poder político en Europa osciló entre grandes fases de dominio y de conflictos que se libraron en cruentas batallas los cuales no se pueden ignorar. La contienda política y religiosa entre la (iglesia católica) y el Estado tuvo una relevancia mayor en aquella época como la expansión territorial fuera de Europa en primer lugar hacia América, Asia, Oceanía y África a fin de conformar grandes imperios y, por último, la formación de nuevas naciones del poderío imperial.

Por cierto. la conquista de América, por parte de España, no fue nada fácil. Cristóbal Colón y su pequeño grupo de castellanos desembarcaron en una pequeña isla antillana bautizada, en un principio, con el nombre de La española, pensando que se encontraban en la famosa Cipango (antiguo nombre dado a Japón) región que suponían estaba situada en la región oriental asiática. El gran problema que tuvieron que superar el grupo de los aguerridos españoles en América fue el adaptarse a un clima adverso muy distinto al europeo y a sus condiciones geográficas totalmente desconocidas hasta entonces y encontrarse con enormes extensiones de regiones desérticas y regiones montañosas difíciles de superar como la gran cordillera de los Andes.

Por otro lado, en un principio los nativos o indígenas acogieron favorablemente, amables y pacíficos a los españoles a los que consideraban como enviados de sus dioses, sin embargo, pronto se dieron cuenta de su error por su insaciable avaricia y deseos de riqueza sin límites de los enviados y, a partir de ese momento intentaron oponerse drásticamente por todos los medios en contra los invasores, de ahí que su conquista que duraría décadas. Al fin los españoles pudieron invadir buena parte del continente americano fue debido, principalmente, a la división y enfrentamiento entre los propios indios americanos más que a los méritos propios de los españoles que, en bastantes ocasiones, se enfrentaron entre sí por la infatigable búsqueda de El dorado.

Tener en cuenta, el colonialismo no solamente tuvo lugar en América Latina, debemos evitar caer en el negativismo más arbitrario y creer que solamente se dio en América, la historia nos lo demuestra una serie acontecimientos como ser los ingleses, holandeses y franceses fueron acaeciendo como una compleja red de laberinto contra la España del s. XVI, si bien es cierto que parte de esas historias, no lo es menos que los propios ingleses o franceses cometieron los mismos e incluso mayores abusos en sus colonias siglos más tarde, ignorar sería una historia contada a medias. Estos países europeos no están, ni mucho menos, en condiciones de darnos lecciones en este sentido. Es suficiente recordar la extinción de los habitantes de Tasmania por los ingleses en el s. XIX o la casi desaparición de las tribus indias de Norteamérica por parte de los colonos blancos de descendencia anglofrancesa en el mismo siglo. Claro está, el aporte de España al continente americano sin duda fue el castellano, hablado hoy en día por más de 400 millones de personas en toda América desde el sur de los Estados Unidos hasta la Patagonia argentina.

Por último, para no extenderme demasiado, cabe señalar fueron los españoles quienes introdujeron en América el ganado bovino, el ovino, caprino y caballar que, en la actualidad, es una fuente importante de ingresos económicos para muchos ganaderos de América, especialmente de América central y Suramérica. Las actividades ganaderas han sido, y siguen siendo, una principal fuente de ingresos para el continente americano. Todas estas actividades primarias y muchas más (incluyendo sus innovaciones técnicas) llegaron al Nuevo Mundo gracias a los españoles. No hay que desconocerlo estos logros significativos en América, sin embargo, lo cuestionable precisamente es aquello adverso al humanismo, el sometimiento despiadado y el despojo de las riquezas, mejor dicho, el saqueo atroz mediante el exterminio de los nativos o indígenas, eso es el método perverso del colonialismo español.       

EL CAPITALISMO POSTCOLONIAL

En la historia de la humanidad fueron sucediendo grandes transformaciones sin precedentes por demás significativos hechos de carácter socio-económico, políticos, religioso y, sobre todo el surgimiento de los estados republicanos de corte liberal que dieron lugar a importantes transformaciones durante la postcolonia.  

Comienzo de la revolución industrial 

La sociedad en general por así decir se caracteriza por un ingreso per cápita más o menos estable, en tanto que la economía mundial se caracteriza por un crecimiento acelerado del ingreso. Por lo visto, la revolución industrial fue el inicio del capitalismo que dio lugar a la acumulación del capital progresivo mediante la adopción de modelos económicos que beneficiaban a los capitalistas. Pues claro, llevamos la historia de la revolución industrial hasta la fecha actual como algo trascendental que cambiaría el orden feudal de la época imperial hasta nuestros días. A decir verdad, surge la interrogante desde el contexto económico social y político entonces ¿hacia dónde vamos de aquí para adelante? Por supuesto, esta interrogante requiere de un planteamiento teórico del crecimiento, estimo no es sólo un sistema de ecuaciones económicamente acepatables que concuerden con los hechos, sino la realidad de las condiciones económicas y sociales cambiaron significativamente de un tiempo a esta parte.     

Indudablemente, la ciencia económica viene realizando de forma permanente diversas investigaciones destinadas a construir tal sistema de la industrialización, estoy seguro que dentro de pocos años se podrán no sólo proyectar nuevas tendencias de la globalización e internacionalización de la economía sino la consolidación misma ajustada al Nuevo Orden Mundial. Por el momento, creo que es correcto decir que no tenemos una sino al menos dos teorías de la producción, primero una coherente con los principales rasgos que presentaba la economía mundial antes de la revolución industrial, y una segunda teoría aproximadamente compatible con el comportamiento de las economías avanzadas actuales. Lo que necesitamos es una comprensión de la transición. Pues claro, las teorías exitosas vertidas por Adam Smith, David Ricardo, Robert Malthus y otros economistas clásicos ellos trataron de explicar fue un mundo en vísperas de la revolución industrial, desde luego el advenimiento del capitalismo. La teoría de ellos es consecuente con la visión explícita de la historia económica de la especie humana hasta aproximadamente de los años 1800 de nuestra era.

La teoría sostiene que el trabajo y los recursos se complementan para producir los bienes alimentos esencialmente en las sociedades sin recursos que se sustentan la vida y la reproducción poblacional. En el transcurso del tiempo, la providencia y la ingeniosidad humana permitiría establecer las cantidades dadas de trabajo y recursos se produzcan en una mayor cantidad de bienes que antes. Esta dinámica, que opera a través de los siglos, explica el aumento, gradualmente acelerado de la población humana, así como la distribución de esa población en las regiones del mundo de un modo que es coherente con un nivel de vida aproximadamente constante en todas partes. Este modelo predice que el nivel de vida de la clase obrera se mantendrá más o menos constante en el “nivel de subsistencia”. No obstante, si a manos de los propietarios de la tierra llegasen fracciones realistas del ingreso, la teoría es congruente, además, con una civilización floreciente, basada en grandes concentraciones de riqueza en pocas manos. En realidad, esta teoría clásica de la economía es compatible con los grandes avances que se verificaron en el conocimiento aplicable a la productividad mucho antes del S. XVIII, avances que sin duda posibilitaron enormes incrementos en la población humana y la acumulación de vasta riqueza en manos de los propietarios de la tierra, y de otros recursos naturales ahí lo fundamental. Por otra parte, los incrementos del conocimiento logrados a través de los siglos también estimularon una acumulación de la riqueza, a gran escala, de capital productivo: la construcción naval, la construcción de caminos y puertos, la crianza de rebaños de animales para alimentos y la energía. La acumulación de capital, además, contribuyó a su vez a sostener poblaciones cada vez más grandes. Sin embargo, según la teoría maltusiana de la fertilidad, ni los nuevos conocimientos ni la acumulación de capital que ellos hacen rentable son suficientes para inducir ese crecimiento sostenido en los niveles de vida que ha experimentado la masa de la población, y que los economistas modernos identifican como característica esencial de la revolución industrial, por cierto, imparables lo que hoy el foro económico mundial califica como “economía mundial insostenible”.

Es prudente trastocar que el colonialismo en América Latina representa más que modelo un sistema integral de dominación y la explotación sistemática de la fuerza de trabajo desde la era industrial mediante la adopción del modelo de mercado como se dijo antes, paradójicamente, el sistema capitalista va tomando cuerpo en la transformación histórica multidimensional definida por la transformación del sistema productivo, no sólo eso, sino también en el sistema cultural y del sistema institucional sobre la base de una revolución tecnológica como soporte indispensable. Obviamente, hay que sumarle el sistema político institucional que define a partir de la oposición de sectores sociales y políticos. Sin duda, se debe tomar en cuenta para comprender la transición del colonialismo al sistema capitalista en base a la productividad, competitividad, eficiencia, comunicación, principalmente es a partir de la capacidad tecnológica de procesar información y generar conocimiento.

Más allá, de la representación colonial se podría enfocar el capitalismo a partir del mundo moderno/colonial desde la diferencia colonial que modifica presupuestos importantes de los modelos económicos. Claro, la perspectiva de la “colonialidad del poder” para los modelos del sistema mundial y la teoría postcolonial. La mayoría de los análisis sobre el sistema mundial se centran en visualizar de cómo la división internacional del trabajo y las luchas geopolíticas militares son constitutivas de los procesos de acumulación de capital a escala global. Aunque utilizo este enfoque como punto de partida, pensar desde la diferencia colonial nos obliga a adoptar más seriamente estrategias ideológicas/simbólicas, así como la cultura colonial/racista del mundo moderno/colonial. El análisis del sistema mundial ha desarrollado recientemente el concepto de geocultura para referirse a las ideologías globales. Sin embargo, el uso de la “geocultura” en la perspectiva del sistema mundial está enmarcada en el modelo. Es preciso mencionar lo dispuesto por Manuel Castells en su obra “La Era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura” 1997 Alianza Editorial, Madrid España y ¿Es sostenible la globalización en América Latinas? 2003, PNUD-Fondo de Cultura Económica, Santiago de Chile: “Globalización: no es sinónimo de internacionalización. En sentido estricto, es el proceso resultante de la capacidad de ciertas actividades de funcionar como unidad en tiempo real a escala planetaria. Es un fenómeno nuevo, porque sólo en las dos últimas décadas del siglo XX se ha constituido un sistema tecnológico de sistemas de información, telecomunicaciones y transporte que ha articulado todo el planeta en una red de flujos en los que confluyen las funciones y unidades estratégicamente dominantes de todos los ámbitos de la actividad humana”.            

LA TECNOLOGÍA DE LA DOMINACIÓN DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Por cierto, todo avance tecnológico desde el momento de su aparición en la sociedad de cualquier manera no siempre es aceptado fácilmente e incluso es rechazado, al inicio de cualquier innovación genera molestia debido a que cambia los órdenes constituidos del modo de vida. Empero, tampoco podemos generalizar porque de alguna manera el cambio constituye un beneficio siempre y cuando le sea útil a la sociedad en general. Si hacemos una rememoración histórica podemos citar la máquina industrial con lo cual se dio el comienzo del capitalismo con ello el miedo profundo del hombre porque se decía que podría ser sustituido del trabajo. De hecho, surgió enormes problemas sociales pero la máquina siguió su curso era imparable, habría que asumir a cualquier costo social el capitalismo y su expansión fue inminente.   

La tecnología y la revolución industrial, por un lado, la invención de la imprenta y el progreso de las comunicaciones no han encontrado resistencias relevantes; por el contrario, se han aplaudido y siempre gozaron de consentimientos, por ejemplo, cuando apareció por primera vez el periódico, el telégrafo, el teléfono y la radio principalmente la televisión, pues era de esperarse, la mayoría de las sociedades les dio la bienvenida como “progresos” favorables para la difusión de información, ideas y cultura.  

Ahora bien, las objeciones y los temores casi generalizados no atacaron a los instrumentos de producción capitalista, sino a su contexto. Hay que sustentar con sumo cuidado el rechazo o resistencia, reitero, no es contra la comunicación sino contra lo que se comunicaba entonces, en otras palabras, el avance tecnológico de la comunicación es parte fundamental del sistema capitalista. Sin mezquindad preferí realizar un enfoque un poco más al detalle con el propósito de dejar en claro que el avance de la ciencia y la tecnología tuvieron no únicamente progresos significativos para la sociedad, pero al mismo tiempo indudablemente desde su inicio hasta el siglo XXI implica una nueva forma de colonialismo igual que Neocolonialismo.

Acerca de la modernidad. Todo sistema de dominación se compone de sus defensores o promotores como una forma de cultura avanzada del capitalismo en el entendido que el progreso es sinónimo de expansión de la economía de mercado, donde la tecnología es incorporada de forma sistemática en la vida cotidiana del hombre moderno y cada vez más dependiente de la tecnología, de esta manera el individuo pierde su libertad subjetiva y su autonomía atando sus virtudes a la actividad del conocimiento de la modernidad al servicio del sistema capitalista.  

Desde la perspectiva de una dimensión cultural, se podría identificar en el Renacimiento el surgimiento de un sujeto cosmopolita, funcional e individualista, que insinúa ya las características de universalidad de profundo egoísmo que van a definir al nuevo sujeto cognitivo, político y económico en occidente; el cual sería en principio más bien compatible con los modos de producción económica con la matanza, la esclavitud y la servidumbre colectivas que se expanden por toda América como medios de dominio y enajenación sin precedentes. En cualquier caso, la génesis de la modernidad en América está signada por esa imposibilidad simultánea, y justo en esa profundidad se abren la conquista y la evangelización disfrazada donde se mezclan toda clase de anacronismos, sin que la “evidencia” de la modernidad capitalista pueda imponer una causalidad retrospectiva que nos permita ignorar los aspectos culturales y cognitivos del problema.

Desde occidente, se tiende a señalar con complacencia la forma cómo los individuos de la periferia participan de las posibilidades del futuro a través de la tecnología, el consumo, los dispositivos mediáticos y los flujos de información, dejando la impresión de que esa participación agota su identidad y comprueba su destino moderno, nada más evidente hasta el día de hoy. Sin embargo, en el momento preciso se aceptan que las herencias premodernas son demasiado densas para hacerlas intercambiables en tiempo real o para convertirlas en información global dentro de una lógica equivalente de las relaciones. Es cierto que contamos con técnicas y criterios conceptuales que hacen cada vez más accesible el archivo de la premodernidad, pero también es evidente la dificultad para pensar el archivo desde los procesos de subjetivación que lo dinamizan la nueva realidad. En ese desenlace temporal, las sociedades latinoamericanas tienen su propia forma de transitar alrededor de sí mismas en medio de la complejidad que define las relaciones centro/periferia en cada época. Es menester citar lo dicho por Jean-François Lyotard de su obra: La condición postmoderna Informe sobre el saber. “Nuestra hipótesis es que el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las sociedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en la edad llamada postmoderna. Este paso ha comenzado cuando menos desde fines de los años 50, que para Europa señalan el fin de su reconstrucción. Es más, o menos rápido según los países, y en los países según los sectores de actividad: de ahí una discronía general que no permite fácilmente la visión de conjunto. Una parte de las descripciones no puede dejar de ser conjetural. Y se sabe que es imprudente otorgar un crédito excesivo a la futurología. Más que de trazar un cuadro que no puede ser completo, se partirá de una característica que determina inmediatamente nuestro objeto. El saber científico es una clase de discurso. Pues se puede decir que desde hace cuarenta años las ciencias y las técnicas llamadas de punta se apoyan en el lenguaje: la fonología y las teorías lingüísticas, los problemas de la comunicación y la cibernética, las álgebras modernas y la informática, los ordenadores y sus lenguajes, los problemas de traducción de los lenguajes y la búsqueda de compatibilidades entre lenguajes-máquinas, los problemas de la memorización y los bancos de datos, la telemática y la puesta a punto de terminales «inteligentes», la paradojología: he ahí testimonios evidentes, y la lista no es exhaustiva. La incidencia de esas transformaciones tecnológicas sobre el saber parece que debe de ser considerable. El saber se encuentra o se encontrará afectado en dos principales funciones: la investigación y la transmisión de conocimientos (…)”

La modernidad en América Latina. Los latinoamericanos desafortunadamente nos estamos enfrentando entre nosotros, no sé si beneficiados por la circunstancia de que la gran mayoría nos entendemos en nuestras propias lenguas del continente. Contra la negación colonialista nos dimos cuenta de que hay algo en común que nos une y nos ha creado en el continente el “colonialismo”. Por supuesto, América Latina es una realidad singular y perfectamente reconocible en su historia, como producto complejo de casi todas las atrocidades cometidas por el colonialismo en el planeta, la vergüenza histórica universal que deja perplejo a cualquier ser pensante más allá de diversidad ideológica que pudiésemos tener.    

Desde el siglo XV los europeos ocuparon militarmente nuestro continente con parte de su población saqueada y asesinada cruelmente, trajeron las infecciones contagiosas que en pocos años diezmaron a la mayoría de los habitantes originarios. A los sobrevivientes que eran minoría los redujeron a servidumbre. Motivo suficiente para reemplazar a la población faltante y cometieron el atroz crimen de desplazamiento masivo de esclavos africanos. Pues siglos más tarde se prohibió el tráfico de esclavos negros, algunos asiáticos fueron también esclavizados por el Pacífico. Ya casi, en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, se produjo un masivo desplazamiento de población desde los países europeos atrasados en el proceso de acumulación originaria, hacia el sur de nuestra región. Posteriormente, llegaron los perseguidos por las dos cruentas Guerras Mundiales desde Europa a América Latina.

En resumen, nuestra América presenta una enorme riqueza pluricultural, que aún hoy vive un proceso frecuente de interacción, que se sintetiza claramente en las cosmovisiones de sus múltiples religiosidades y cultos populares, cuyo centro lo ocupan siempre la Madre Tierra o las fuerzas de la Naturaleza lo que para los europeos es signo de ignorancia. Tal es así, que, nuestra América se halla en la mirada de las grandes corporaciones o de las transnacionales que continuamente acechan por su enorme contingente de recursos naturales y de su extensa geografía de Norte a Sur. La modernidad interpretada desde la perspectiva del capitalismo, América Latina significa un excelente mercado de consumo y proveedor de materias primas para luego convertidos en productos industrializados nos lo venden a precios elevados dejando suculentos réditos al sistema capitalista. Es oportuno mencionar un fragmento expuesto por el Dr. Eugenio R. Zaffaroni: “Si bien no hay un hombre cósmico en nuestra Patria Grande, hay un ser “humano latinoamericano” que se va abriendo paso en la historia en permanente resistencia al colonialismo (que le niega o retacea su dignidad de persona), en un territorio en que muchos millones de seres humanos interactúan y sincretizan sus cosmovisiones, que son expresión de todas las culturas sometidas y marginadas por el colonialismo en todo el planeta”.     

El impacto de la cibercultura en el mundo global: A estas alturas del siglo XXI con el mundo globalizado azotado por la “plandemia” COVID-19, y la pérdida de los derechos fundamentales de las personas, no es para menos, el sistema capitalista se impuso con fuerza gracias al permanente progreso tecnológico de la cibernética, con el cual asombró al más visionario hombre del trabajo digno.

La sociedad mundial desde hace tiempo viene experimentando extraordinarios avances significativos de la ciencia y las diversas disciplinas que compone el conocimiento humano, es imposible negar que las grandes civilizaciones se deben a esos cambios o denominadas de alguna manera movimientos socioculturales, la evolución continua del proceso transformador desde la era industrial se fue realizando paulatinamente-cultura sociedad de la información-tomando mayor espacio en la tecnificación de la comunicación.

Se entienda bien, todo avance o progreso constructivo e integrador de las sociedades tiene un valor incalculable, pero a la vez trajo consigo manifestaciones negativas, como se dijo, sin bien la máquina de imprenta produjo enormes cambios en la historia de la humanidad con que la información escrita fue toda una novedad, sin duda tuvo ciertos rechazos por una parte de la sociedad privilegiada de entonces. Bueno, la cultura como tal es un movimiento social de evolución constante de magnitudes insospechadas y de interacción entre los diversos grupos sociales existentes en el planeta. Ahora bien, el hombre desde que conoció la impresión en papel adoptó un modo diferente de vivir en sociedad, luego la radio, la televisión, luego la era de la digitalización; entonces todos estos avances se deben a ese gran movimiento cultural.

Resulta más que evidente que el mundo se halla profundamente interconectado a través de las redes sociales donde la vida cotidiana de las personas ya no sólo se delimita por su apego a normas jurídicas que emanan de autoridades políticas, sino también, por acciones y decisiones provenientes de grandes corporaciones internacionales en diferentes áreas del mundo global, así como por individuos, grupos y comunidades organizados más allá de las fronteras del Estado y la región. Dicho en otras palabras, la revolución tecnológica incursionó inevitablemente en la nueva forma de vida de los seres humanos en el planeta se quiera o no aceptar, la era de la digitalización hoy por hoy representa la nueva forma postmoderna del Nuevo Orden Mundial. Como dijo el autor Jesús Armando López en su obra DERECHOS DE LA SOBERANÍA DIGITAL: “En este dinámico escenario, conceptos tradicionalmente pétreos como Estado, soberanía, autonomía, seguridad, adquieren una connotación diferenciada en un contexto de fluidez, flexibilidad e interdependencia de los intercambios sociales. Cabe señalar que, como postula Peters, la evolución en la interpretación de conceptos como los anteriores bien pudiera hacerse en favor de la persona humana. De igual manera, es palpable la controversia que han tenido los gobiernos, principalmente de estados de desarrollo económico avanzado, por controlar el surgimiento de actores, como empresas tecnológicas, que le compiten por la gestión de la información (como Google o Facebook) o bien, de particulares que facilitan información clasificada”. Otro autor, define: “Que la cibercultura es como un amplio movimiento social y cultural relacionado estrechamente con las tecnologías avanzadas de información y comunicación, surgimiento y desarrollo, así como lo que significa como colonización cultural”.                     

La funcionalidad del colonialismo del siglo XXI: La historia de América Latina es un enjambre de hechos fatídicos e inhumanos difícilmente de olvidar, el colonialismo que invadió el continente americano fue por la fuerza del imperio absolutista de España que junto a la iglesia católica y bajo la bandera de la evangelización exterminaron millones de nativos.

Ahora bien, en pleno siglo XXI resurge nuevamente una nueva forma de invasión sistemática y atroz de los amos del mal del “foro económico mundial” quienes a título de salvar la economía mundial diezman la población global mediante imposiciones de dictadura sanitaria; pues ahí se tienen los planes apocalípticos de exterminio y control digitalizado del Nuevo Orden Mundial. La funcionalidad del nuevo colonialismo ejecuta políticas globales de dominio sin límites como una densa nube catastrófica que subsume a la humanidad entera dejando indefenso y despojado de todos los derechos humanos.  

Lo más notable de la América Latina contemporánea sin duda, es su dependencia económica, subdesarrollo o retraso económico respecto de los países desarrollados o los llamados del primer mundo. Por otra parte, también notable es el abismo que hay entre comunidades rurales sumidos en la miseria y las ciudades metrópolis; entre tecnología primitiva y sofisticada, principalmente entre pobreza y riqueza; entre el hambre y la abundancia son fenómenos difícilmente de esconder ante los ojos de la comunidad internacional. Vale decir, en la situación de dependencia económica y su efecto de polarización social y económica encontramos la herencia principal de tres siglos de subordinación en nuestra noble y digna América Latina. Vale la pena citar lo expresado por los autores Stanley J. y Bárbara H, Stein en su obra, LA HERENCIA COLONIAL DE AMÉRICA LATINA, Siglo XXI editores: “Los efectos crecientes de la tecnología dentro y fuera de América Latina actúan de numerosos y frecuentemente contradictorios modos que miran al surgimiento de nuevas expectativas y de una propensión a rechazar el pasado para cumplir un futuro ineludible, aunque incierto”.

EPÍLOGO

Así como hay un comienzo también hay un final que hoy vivimos el siglo XXI un mundo globalizado en el cual progresivamente se va imponiendo un sistema de vida diferente, más bien diría una nueva forma de realidad ajustada a intereses foráneos que son impropios de nuestra América Latina. La historia que germina en las generaciones del presente y del futuro debe ser el entusiasmo genuino de los nuevos visionarios con bríos y templanza moral engendren hombres y mujeres que afronten con capacidad de razonamiento y no de sumisión.

Si bien el capitalismo del pasado impulsó el progreso de aparente humanismo y mediante la adopción de modelos económico desde del siglo XV desilusionó a la mayoría de la población latinoamericana a medida que fue transcurriendo a lo largo de su historia repleta de pobreza y desigualdad a diferencia de las metrópolis del viejo mundo.

Despojémonos de inclinaciones ideológicas que alimentan el odio, el racismo y la discriminación que en nada contribuyen al humanismo, contrariamente significa dar paso a que el Nuevo Orden Mundial con propósito de lograr dominio a escala global y que América Latina no es la excepción del sistema Neocolonialista del siglo XXI. Al respecto es prudente citar lo dicho por Ernst Cassirer (1874-1945), filósofo y sociólogo prusiano: “El hombre no vive en un universo puramente físico sino en un universo simbólico. Lengua, mito, arte y religión [...] son los diversos hilos que componen el tejido simbólico [...] Cualquier progreso humano en el campo del pensamiento y de la experiencia refuerza este tejido [...] La definición del hombre como animal racional no ha perdido nada de su valor [...] pero es fácil observar que esta definición es una parte del total. Porque al lado del lenguaje conceptual hay un lenguaje del sentimiento, al lado del lenguaje lógico o científico está el lenguaje de la imaginación poética. Al principio, el lenguaje no expresa pensamientos o ideas, sino sentimientos y afectos”. 

La esencia del ser humano de ningún modo puede ser reemplazada por una máquina programada y las veces para ser reprogramada, pues bien, si aceptamos la modernidad tiene que ser donde el hombre por su naturaleza y su conocimiento nato continúe siendo el primero del planeta. El Neocolonialismo no es más que la nueva forma de dominación a nivel global que obedece a intereses de las grandes corporaciones que conforman el foro económico mundial.             

“Un mundo mejor y humanitario es posible cuando se proyecta en la visión de la labor transformadora a través del conocimiento como presupuesto ineludible por el bien de las futuras generaciones, libre de acciones inhumanas de dominación”    

R.B.O.


jueves, 13 de enero de 2022

PÚBLICACIÓN DESDE PANAMÁ PARA EL MUNDO DE HABLA HISPANA


AL PÚBLICO LECTOR

TU GUÍA LEGAL ED. 01-2022 un medio de información digitalizado del mundo jurídico de circulación nacional e internacional editada en la ciudad de PANAMÁ para el mundo de habla hispana.
Ver texto completo en el enlace: https://online.pubhtml5.com/apth/tzzh/#p=1

EL COMPLIANCE PENAL Y LA CRIMINOLOGÍA CORPORATIVA APLICADA EN LAS EMPRESAS Y NEGOCIOS

Por RUBÉN DARÍO MERCHANT UBALDO Licenciado en Derecho. Especialidad en Derecho Penal. Maestro en Derecho Civil. Maestro en Alta Dirección Em...