domingo, 19 de abril de 2020

DECADENCIA DEL SISTEMA CAPITALISTA DEL SIGLO XXI (Segunda Parte)


CAMBIOS ESTRUCTURALES DEL NUEVO ORDEN ECONÓMICO MUNDIAL
Las transformaciones naturales o provocadas por el hombre mismo han merecido un cambio significativo a lo largo de la historia universal, en la forma de vida, desde que amanece un nuevo día hasta el ocaso. No dejo de pensar, que estas transformaciones a raíz de la pandemia del COVID-19 arrojarán resultados nefastos sin precedentes, más allá de quien o quienes hayan sido los autores intelectuales y materiales del desastre, sin embargo, me atrevo de afirmar que tiene su origen, es decir proviene de programas o más bien de políticas de índole social, económica del capitalismo y sus aliados que no será por mucho tiempo la vigencia ante el quiebre inminente del sistema.
En estos días de aislamiento social que vive la población mundial se observa una infinidad de casos algunos más que otros de pánico. desazón e incertidumbre, pero al fin son realidades que no se pueden ignorar; no es para menos los diversos medios de información masivo y a través de las redes sociales lo que siempre hacen es acelerar de manera sistemática el pánico generalizado. La situación crítica de la salud mundial puso de rodillas por una parte a las pésimas gestiones de políticas de salud pública de los Estados de sus programas de gobierno frente a situaciones como esta, que no es posible ni siquiera justificar mediante discursos demagógicos que la sociedad civil la conoce de memoria. Se habla que después de la pandemia del coronavirus se viene la recesión económica, expresan los entendidos en las distintas disciplinas del saber humano; por cierto, como sucede siempre que después de toda guerra la postguerra es aún más nefasta con una sociedad diezmada en todo sentido de la palabra. A la caída estrepitosa del sistema capitalista junto a ella se viene una turbulencia nada alentadora en la cuestión económica, social, político, incluso religioso. Este último, mucho tiene que ver con las nuevas formas de sometimiento del imperio del Norte, para derrocar gobiernos legítimos y elegidos por el pueblo soberano en América Latina, utilizan la biblia en reemplazo a la cultura ancestral y milenaria, sostuvo Enrique Daniel Dussel. Por otra, la caída de los productos commodities provoca en su generalidad la recesión económica, las economías nacionales se ven obligados de realizar ajustes en el aparato productivo, así como en los modos de producción con afectación directa en el mercado laboral y su incidencia en los demás conceptos.
En el plano social, la recesión económica suele golpear con enorme fuerza que por lo general termina en la disolución del núcleo familiar, por ende, repercute en la educación y alimentación de los hijos y, se vienen una seguidilla de problemas que lamentablemente origina la pérdida del empleo, la excesiva oferta de la fuerza laboral desemboca en una crisis social con el peligro de que la necesidad les convierta a los desplazados en un potencial elemento altamente peligroso que podría desbordarse hacia conductas ilícitas dando lugar al  incremento de altas tasas de criminalidad. La brecha entre ricos y pobres es abismal no se puede comparar en términos absolutos, el nuevo orden económico será asimétrico, pues acá con mayor justificación se dirá “todos tenemos derechos, pero no somos todos iguales”, si las leyes del mercado o las normas sociales serán las que primarán en el futuro inmediato, eso es algo incierto, difícil de apreciar si todavía se está viendo la punta del ovillo de lo que será la postpandemia del COVID-19.
En lo político, ninguna recesión económica ha sido independiente de las causas que fueron generados en la economía mundial, durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial sus efectos fueron contundentes en la cuestión política de los países, y según la línea ideológica que comulgan, unos con el sistema liberal y otros con el proteccionismo en todas sus formas. En pleno siglo XXI aún campean fuerzas extrañas de ciertos partidos políticos que aferrados al capitalismo someten a pueblos íntegros conjuntamente con las clases de la burguesía local y extranjera. Son claro ejemplo, lo de Venezuela amenazado constantemente por el imperio del Norte so pretexto que el gobierno de Maduro se halla comprometido con el narcotráfico para justificar la posible invasión; en el 2019 Ecuador vivió una crisis política cuestionada cuyo gobierno comparte una férrea alineación con el sistema neoliberal; la de Chile que hasta la fecha no registra el número exacto de muertos por las protestas sociales acaecidos; finalmente la de Bolivia Estado Plurinacional se produjo recientemente la ruptura del orden constitucional que acabó con el derrocamiento del gobierno democrático elegido por el pueblo soberano, una vergüenza histórica avalada por la OEA que causó la indignación de la comunidad internacional; pero al fin, el daño esta consumado y, a esto añadirle la pandemia del COVID-19 el futuro de Bolivia es aún más incierto, al menos por ahora es prematuro predecir lo que vendrá. 
Nada más cierto, es que la turbulencia acentúa su impacto en el escenario mismo del capitalismo, y por supuesto agudiza las desigualdades económicas y sociales dejando a su paso una brecha por demás inhumano; estimo que vale la pena mencionar lo expresado por el investigador Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía, al referirse a la cuestión política: ¿Cómo ha contribuido la política a la gran brecha económica? más que una interrogante ofrece una perspectiva general sobre la forma en que las políticas sobre todo las políticas macroeconómicas de una nación determinan la producción y el empleo, que lamentablemente ahonda aún más la gran brecha.     
   
CRISIS DE LA POLÍTICA NEOLIBERAL EN AMÉRICA LATINA
Establecer con precisión de que si hubo una realidad escondida o disfrazada en la cual las sociedades de nuestra América Latina, que no haya reflejado su vivencia durante algo más de medio siglo; sería más que una catastrófica aseveración, pues negarla o ignorarla significaría una estúpida conclusión. Como toda doctrina sustenta su grado de influencia en las condiciones económicas y sociales, pues el capitalismo tiene sus defensores y detractores.
Los defensores del neoliberalismo afirman que podrían ser dos las características de la estrategia del desarrollo neoliberal: 1) obtener la precondición necesaria la estabilización macroeconómica (el control inflacionario y de las cuentas públicas); 2) obtenida la precondición necesaria, aplicar reformas estructurales (liberalización, desregulación y apertura de mercados), junto a ello los procesos de privatización o denominada también capitalización. La precondición a la que hacemos referencia pues tiene el objetivo de mantener estables los precios de la economía para que, según ellos, los cálculos de los capitalistas tomen decisiones de inversión de más largo plazo, con menores riesgos posibles. Según los neoliberales, aplicada las correctas medidas proporcionadas por el mercado (por intermedio del mecanismo de los precios) y el crecimiento del ambiente competitivo, la promesa siempre es que aumentará la productividad de los factores de producción y, de esa forma, el crecimiento económico, así como ocurrirá una redistribución del ingreso producido a favor del factor de producción más abundante, en nuestro caso, el trabajo. Pues claro, hay que tener en cuenta que el neoliberalismo es la fase avanzada del capitalismo clásico que nace con la revolución industrial.
En cuanto a los detractores del neoliberalismo, el capitalismo clásico es ortodoxo, sino que a través del neoliberalismo las condiciones económicas y sociales son entregadas a los propietarios de los medios de producción, quienes en una fase histórica terminan entregando al mercado las condiciones sociales incluyendo la fuerza laboral. Se tiene la referencia de la CEPAL llamó a los años 80 ‘la década perdida’. Si eso tiene alguna validez, entonces se puede llamar a los años 90 como “la década más que perdida”. ¿Por qué no creció la región? Si se dio la súper-explotación del trabajo y existía la posibilidad, ¿por qué los capitalismos dependientes no crecieron en los 90? El gran problema de la década perdida es que, por razones incluso de la propia lógica neoliberal, en nuestras economías, nuestras sociedades, que ya tenían un carácter –y aún tienen– profundamente financiarizado, esa parte del valor producido era apropiado principalmente de una manera meramente financiera, y no de reproducción y de inversión productiva. Dicho en palabras, es que el neoliberalismo es netamente financiero sin la cual el capitalismo sería estático. Es suficiente ver la realidad de los verdaderos dueños del sistema financiero del mundo, el capitalismo norteamericano y sus aliados, a quienes se les conoce como los dueños del mundo, ellos diseñan la economía mundial, planifican el nuevo orden económico internacional.
Como dijo Frei Betto, escritor brasileño: “El capitalismo es una religión laica fundada en dogmas que, históricamente, merecen poca credibilidad. Uno de ellos dice que la economía es regida por la (mano invisible) del mercado. Sin embargo, en muchos periodos el sistema entró en colapso, obligando al gobierno a intervenir en la economía para regular el mercado”.
El capitalismo transforma todo en mercancía, bienes y servicios, incluyendo la fuerza de trabajo. El neoliberalismo lo refuerza de forma sofisticada, mercantilizando los servicios esenciales, como los sistemas de salud y educación, el abastecimiento de agua y energía, sin dejar de lado los bienes simbólicos: la cultura es reducida a mero entretenimiento; el arte pasa a valer, no por el valor estético de la obra, sino por la fama del artista; la religión pulverizada en modismos; las singularidades étnicas encaradas como folclore; el control de la dieta alimentaria; la manipulación de deseos inconfesables; las relaciones afectivas condicionadas por la globalización de las formas; la búsqueda del elixir de la eterna juventud y de la inmortalidad a través de sofisticados recursos técnico-científicos que prometen salud perenne y belleza exuberante. Como dice Arce Catacora en su libro: EL MODELO ECONÓMICO SOCIAL COMUNITARIO PRODUCTIVO BOLIVIANO, 2da, Ed. “A nivel mundial, el neoliberalismo nace después de la Segunda Mundial, con un discurso de defensa vehemente de la libertad individual y de la propiedad privada contra cualquier forma de intervención, colectiva estatal.”
En definitiva, el neoliberalismo fundado principalmente en abierta crítica la intervención del Estado y de la defensa de la propiedad privada y el libre mercado, sin duda busca elevar la tasa de ganancia del capital y, en los países en vías de desarrollo el cambio en el patrón de la acumulación de capital y la transferencia de excedentes al exterior. En otras palabras, es una propuesta la solución de la crisis de ganancias del sistema capitalista, globalizado la economía con el plan de eliminar la pobreza; esto agudizó mucho más la profunda crisis del capitalismo globalizado. Por cierto, el saqueo de los recursos naturales por las empresas transnacionales en diversos países de América Latina fue considerable, con las recetas del FMI, bajo los gobiernos alineados con la ideología del neoliberalismo y las oligarquías nacionales en el poder político. Por cierto, el neoliberalismo es también fundamentalmente, un programa político fuertemente ideologizado su consecuencia no cabe la menor duda, merecerá más que un mero análisis una profunda reflexión de las sociedades emergentes.           
Debo mi respeto profundo a los entendidos y estudiosos de la ciencia económica y social, que no fue nada fácil inmiscuirme en su ámbito, sin embargo, la razón que me llevó a escribir estas líneas y estimo sean entendidas como un punto de vista y de opinión que métológica. Es imposible ignorar la historia de nuestra América de lo contrario sería como aquel que ve lo que sucede y no quiera admitirlo; durante décadas el neoliberalismo ha diezmado las economías de los pueblos de América Latina, mediante la enajenación de sus recursos naturales conjuntamente con las transnacionales y la clase política conservadora nacionales serviles a los intereses capitalismo imperial, han profundizado aún más la brecha entre ricos y pobres, la sumisión de los trabajadores a condiciones de extrema pobreza. De eso estoy seguro.          

ROL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN LA POLÍTICA
Como toda acción en la historia universal la iglesia católica no es ajena a los acontecimientos acaecidos muchas veces con mayor intensidad que en otras. Históricamente, nos lo demuestra que la actitud totalizante de la Iglesia católica ha conducido a entablar un diálogo privilegiado con el Estado, llegó a ocupar parte de sus estructuras para desde allí, extender los principios de su doctrina al conjunto de la sociedad, sin ir demasiado lejos, remontémonos a la época de la conquista española en América; la cruz y la bandera siempre estuvieron presentes en dichas conquistas, la iglesia y la monarquía absolutista comulgan una misma ideología, es decir la del sometimiento. La ofensiva de ‘catolización’ sobre el Estado y la sociedad civil procuraron impregnar con valores religiosos todos los ámbitos de la vida social y convertirlos en sus fieles feligreses.
La férrea pugna por una educación religiosa en las escuelas públicas, así como en las universidades es evidente la oposición casi intransigente contra las leyes de divorcio, la legalización del aborto y la unión de parejas del mismo sexo, el acérrimo control sobre otros grupos religiosos, caracterizaron el accionar de la institución católica en su relación con el Estado y con la sociedad. Su carácter de religión predominante y su marcada presencia social fueron el fruto de ese tipo de comportamiento. Con independencia de las relaciones de fuerza existentes en cada momento histórico, lo cierto es que, en el transcurso del siglo XX, el poder eclesiástico se fue constituyendo como un actor principal e influyente a tener en cuenta, tanto en el marco de regímenes democráticos como en aquellos designados por la ilegalidad llamados gobiernos dictatoriales o grupos fascistas.
Ahora bien, el significativo lugar que ocupó la Iglesia a lo largo de la historia tuvo no únicamente un precio sino la participación decisiva en la vida política de los países del mundo entero, es decir en el viejo mundo originalmente en América posteriormente: la pérdida de autonomía como institución religiosa se fue erosionado progresivamente; en otras palabras, el alineamiento y la subordinación relativa a los proyectos del gobierno de turno es innegable principalmente con el neoliberalismo. De esa forma, el crédito social de la Iglesia quedó supeditado a los vaivenes de coyuntura política.
Es indispensable dejar en claro, que, al aludir al comportamiento de la Iglesia católica, nos referimos estrictamente al accionar de su jerarquía eclesiástica, dejando a un lado las concepciones y prácticas de otros actores dentro del catolicismo. Por cierto, si analizamos las disputas por la hegemonía en el seno de la institución eclesial, encontraremos a jesuitas, maronitas y franciscanos en un comienzo; a católicos sociales, integrales, conciliadores o intransigentes más adelante; conservadores o pos-conciliares, partidarios de la Teología de la Liberación en los últimos tiempos; adeptos a la Renovación Carismática o renovadores en la Opción por los Pobres en la actualidad, que en conjunto, conforman el amplio mapa de la diversidad católica. Como institución compleja, la Iglesia es un espacio social en el que no cesan de confrontarse discursos desiguales que compiten entre sí. Bueno lo dejamos ahí.
En consecuencia, la pérdida de credibilidad y el retroceso de la institución católica tanto en la escena política como en su efectividad para establecer normas y conductas orientadoras de los comportamientos sociales, incidieron en la gestación de un nuevo orden o llámese “clima interno” que dio margen para replanteos y redefiniciones en su accionar. La autonomía y la independencia frente al poder político, reivindicadas por la actual conducción episcopal, se erigen como estandartes que paulatinamente son levantados por cada vez más obispos en el intento por recuperar el terreno perdido que la real orientación del individuo a la fe cristina. Precisamente, ese cambio de concepción y las implicancias que trae aparejado sobre el modo de relacionarse con el Estado también de algún modo tendrá que sufrir las consecuencias ante la caída inminente del capitalismo.
Vale la pena reproducir el fragmento pronunciado de la Ponencia del Taller organizado por el CELAM. Tema: “La Relación entre Ética y Moral”. Universidad Pontificia de Salamanca Campus de Madrid. A la iglesia católica se puso en serio cuestionamiento acerca del desarrollo meramente económico sea la salida casi única para la situación que padecen los países en vías de desarrollo, como bien nos plantea la encíclica Sollicitudo rei socialis con cierto sentimiento que no sé si es de culpa, pero casi frustrante.
“Ha entrado en crisis la misma concepción «económica» o «economicista» vinculada a la palabra desarrollo. En efecto, hoy se comprende mejor que la mera acumulación de bienes y servicios, incluso en favor de una mayoría, no basta para proporcionar la felicidad humana. Ni, por consiguiente, la disponibilidad de múltiples beneficios reales, aportados en los tiempos recientes por la ciencia y la técnica, incluida la informática, traen consigo la liberación de cualquier forma de esclavitud. Al contrario, la experiencia de los últimos años demuestra que si toda esta considerable masa de recursos y potencialidades, puestas a disposición del hombre, no es regida por un objetivo moral y por una orientación que vaya dirigida al verdadero bien del género humano, se vuelve fácilmente contra él para oprimirlo” (SRS,28). Pues bien, si se quiere ir más allá, habría que preguntarle al entonces Papa Venedicto XVI, del porqué se dio con un mensaje bien preocupado por la dignidad del ser humano en un mundo globalizado.    

EL SISTEMA JURÍDICO Y LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS
Inevitablemente la realidad histórica del sistema capitalista mundial puso de relieve la coherencia o diría más bien su compatibilidad embrionaria con el modelo económico social neoliberal, en otras palabras, se puede afirmar que cuando se tiene el poder público también se posee la capacidad del sistema jurídico para inclinar la fuerza coercitiva a favor de la clase dominante o los dueños de los medios de producción. Sin embargo, aunque parezca trivial esa relación de las fuerzas de poder dominante y a efecto de garantizar su accionar hará del sistema jurídico como una fuente de seguridad a través del órgano judicial someter a los insurgentes bajo cualquier pretexto tenerlos siempre sometidos.
El neoliberalismo se caracteriza por repartir de manera desigual el poder económico de las personas, lo que entraña consecuencias políticas y jurídicas. La principal es que los que tienen el gran poder económico utilizarán su poder político-influyendo desde los distintos órganos del poder estatal-para garantizar el mantenimiento de las desigualdades, en lugar de para lograr una economía y una sociedad más igualitaria y justa. Los intereses económicos de poder participan a través de cabildeo y financiamiento de las campañas políticas en el diseño de leyes que los beneficien, vale decir el sistema jurídico tienen a su alcance con fines y propósitos del gobierno neoliberal. En palabras propias de Joseph Stiglitz sostiene: “…que las grandes empresas también influyen indirectamente, a través de los costos de acceso al sistema judicial, para no estimular que los débiles accedan en igualdad de condiciones entre ricos y pobres al mismo tiempo.”      
La desigualdad no emerge de las fuerzas abstractas del mercado, nace de la forma en que se distribuye el poder político en una sociedad. El que tiene poder político confecciona el orden jurídico en su beneficio para perpetuarse en el poder y mantener el “statu quo” de privilegios y privilegiados. La política neoliberal configura los mercados y determina las reglas del juego de todos los subsistemas sociales y económicos. Pues claro, el neoliberalismo teniendo a su favor la balanza inclinada es obvio como quien dice “tiene la batuta para dirigir la orquesta”. En un mundo de desigualdad por la condición misma de su existencia en algún momento histórico sufrirá la ruptura de ese poder dominante. No hay que olvidar, los marcos jurídicos de los Estados se construyen para favorecer a los grandes intereses económicos nacionales y transnacionales por encima de los intereses y derechos humanos de población. Los gobiernos de los Estados en el modelo neoliberal de la globalización, busca seguir la pauta que señalan las grandes potencias y sus corporaciones, señaladamente de los Estados Unidos de Norte América. 
La democracia es incompatible con la concentración extrema de ingresos y el modelo neoliberal promueve esa concentración de la riqueza en pocas manos, es decir de los privilegiados. En este sentido el modelo neoliberal es antiético con la democracia y con Estado de Derecho, tal como lo ha advertido Paul Krugman. Por cierto, el modelo neoliberal no puede existir un marco que favorezca la garantía de los derechos económicos, civiles, sociales y culturales porque ello iría en contra de las posibilidades de concentración de la riqueza en pocas manos. Tampoco en el modelo neoliberal se pueden establecer en el ordenamiento jurídico herramientas de democracia participativa y deliberativa puesto que ellas tienden a igualar las relaciones sociales y de incrementar los mecanismos sociales de control y fiscalización al poder.
La globalización en el mundo jurídico. Hay una infinidad de escritos sobre la globalización, considero como un fenómeno mundial innegable y multifacético, que sin duda se ha consolidado principalmente a partir de la década de los años 80. Este proceso globalizador impacta todos los aspectos de la vida del ser humano, tanto en lo colectivo como en lo individual. Se refleja en todos los ámbitos de la vida social, política y económica, logra ciertos cambios unas veces más aparentes que otras. Los efectos de la globalización también recaen en el mundo del derecho que se convierte en el medio idóneo para su implementación y afianzamiento, y para ello se modifican los paradigmas y sistemas. Para que el proceso cumpla su ciclo, también se deben modificar los campos de formación de los juristas con el fin de que puedan dar respuesta a los nuevos problemas. Como en todo proceso, la globalización se afianza en la propuesta de sus mentores compuesto por intelectuales e ideólogos de diverso contexto, como filósofos, economistas, juristas, políticos, periodistas o comunicadores sociales, etc.
El Estado de Derecho y el Sistema Judicial. Este es uno de los elementos esenciales de la nueva forma política del Estado entorno a la globalización económica constituyéndose como un eje articulador del sistema capitalista mundial. El modelo de desarrollo definido por el consenso de Washington requiere de un nuevo marco legal que sea compatible a la liberalización de los mercados, a los intereses de las inversiones nacionales y extranjeras del sistema financiero fundamentalmente; basado en un modelo de privatización o llámese capitalización, la fortaleza de la iniciativa privada y la primacía de los mercados, el principio del orden, de la previsibilidad y de la confianza no pueden provenir del poder del Estado que no esté acorde a sus intereses; para garantizar estas condiciones solo pueden provenir del derecho, de un marco normativo y de un sistema judicial que las faciliten los medios por los cuales el neoliberalismo encuentre su perfecto propósito. Los objetivos trazados por el Consenso de Washington hacia la consolidación del sistema de economía neoliberal, según ellos, es el motor de desarrollo, por tanto, deben trazarse políticas dirigidas a la reforma de los sistemas judiciales de América Latina y, claro vivir bajo las recetas influyentes del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, miembros esenciales del denominado Consenso de Washington.
Los Derechos Humanos y la pandemia del COVID-19. Aprovecho la oportunidad de hacer referencia ante la inusitada emergencia de la pandemia que azota lamentablemente a la población mundial no da tregua, ni hace distinciones, sin embargo, los Estados ante esta situación recurren a la aplicación de viejas prácticas o mecanismos no convencionales a fin de someter a la población bajo presión del poder punitivo del Estado, estableciendo penas privativas de libertad a quienes supuestamente infringen el aislamiento social o la llamada cuarentena. Los derechos humanos son la base principal de la democracia en la cual el Estado de Derecho debe primar; la vida y la libertad son valores inviolables previstas en todas las constituciones del mundo, otra cosa es cuando los gobiernos de turno no hayan previsto a tiempo crear políticas de salud pública frente a los desastres naturales y de conflictos de diversa índole.
En tiempos de pánico y de incertidumbre que vive el planeta, no es la forma idónea de enfrentar al coronavirus con militares armados hasta los dientes y el uso de la violencia, y otra la de hacer más traumática la situación a través de los medios de comunicación criminalizando a las personas que pueden haber supuestamente violado las restricciones impuestas por el poder público. En este plano, los derechos humanos ante cualquier eventualidad interna o externa deben ser precautelados por el órgano jurisdiccional y constitucional competente.            

EPÍLOGO
A manera de concluir la temática referente a la decadencia del capitalismo y de sus aliados en pleno siglo XXI, ha llegado a su fin al menos según las características y tendencias que enarbolan la crisis actual son más que evidentes e imposible de esconder bajo el abanico de la globalización económica. Si bien, se hubiera orientado las decisiones de políticas económicas multilaterales en procura no únicamente en la acumulación de riquezas, y dejar que el mercado genere por si solo el crecimiento y desarrollo también se les fue de las manos a los amos del mundo. Al contrario, las medidas estratégicas económicas tomadas formaban parte de su proyecto la de favorecer a los capitalistas multinacionales a través de la explotación irracional de los recursos naturales en América Latina.
El neoliberalismo siendo éste el capitalismo sofisticado que nació a fines de la Segunda Guerra Mundial se estableció como un modelo económico y social que paulatinamente se incorporó en los programas de los gobiernos afines al neoliberalismo. Claro está, en las décadas de los años 80, 90 y 2000 en América Latina representó un impacto por demás acentuado. Mientras esto acontecía la teoría dogmática de la globalización occidental se iba volatilizando durante todo el tiempo en que China fortaleció su economía a pasos gigantescos, hoy es una potencia no solamente hegemónica en el comercio internacional sino también en las inversiones públicas de capitales en el extranjero. No es para menos, China hoy llega a conformar parte de la Organización Mundial de Comercio y del Fondo Monetario Internacional, entonces surgen una serie de interrogaciones ¿cuál es la intención del gigante asiático? ¿qué se viene después del derrumbe del capitalismo occidental?    
Sin lugar a dudas, la comunidad internacional lo sabe que la pandemia del COVID-19 no es algo natural incluso tiene su registro de propiedad intelectual e industrial, sin embargo, la guerra comercial entre EEUU. y China no cesa y durante estos últimos años no ha sido de lo más satisfactorio a sus intereses. Ante la crecida del coloso asiático no en vano fueron las declaraciones oficiales de sus ideólogos, al expresar que pronto se vendría una pandemia, el informe del Fondo Monetario Internacional al decir que la economía global no está en condiciones de soportar mayores gastos para los ancianos en el mundo. La pregunta sea posiblemente la del millón ¿no es acaso que la pandemia se llevó a las personas de la tercera y cuarta edad?, ahí está la respuesta. Lo demás, se debe a manipulaciones para generar un caos universal con el fin de obtener ventajas millonarias de las grandes empresas transnacionales de medicamentos e insumos de farmacia; lo que antes era una bonanza para los fabricantes de armas.
Por último, no se trata de entrar en el terreno del conflicto creo ya poco importa el daño está hecho, la pandemia del COVID-19 sin duda alguna dejará amargas experiencias en el orden social, económico, político, psicológico; y así, una cadena de problemas que la sociedad mundial de aquí en adelante tendrá que lidiar. La recesión económica que se avecina ojalá fuera menos dura porque es éste el fenómeno más destructor que el mismo virus.
El autor del presente artículo ha meditado profundamente sin prejuicios para realizar el presente trabajo, desde su país natal Bolivia, y con el deseo firme de ponerse a la par con sus semejantes expresa su más sincera solidaridad con las familias que han perdido a sus seres queridos. LUCHEMOS SIN TREGUA POR UN MUNDO MEJOR PARA LAS FUTURAS GENERACIONES

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